Revista Literatura

Tristeza ecuménica

Publicado el 04 octubre 2011 por Migueldeluis

Cuando era niño me hacía ilusión la reunión de todos los cristianos. Luego aprendí que incluso en el ecumenismo hay grados. También que hay gentes que se encuentran muy bien solos y no están dispuestos a hacer el más mínimo esfuerzo por la unidad. Incluso hay quien siente miedo ante esta perspectiva. La razón es bien simple: si yo estoy en la verdad absoluta cualquier revisión por pequeña que esta sea me lleva al error.

Con el tiempo me he dado cuenta de que el mayor obstáculo a la unidad de los cristianos es el desconocimiento de unos con los otros; hasta entre teólogos y personas con responsabilidad es fácil que apenas se tenga una vaga idea de las otras confesiones. Y esto lo mismo protestantes que ortodoxos que católicos o lo que usted quiera.

Y sí, también existen las personas que tienen esperanza y trabajan por la unidad de los cristianos. Pero lo que echo en falta es la tristeza ante esta situación. Porque me baja el corazón observar las disensiones y las rupturas. Algo dentro de mí se rebela cuando sé que no puedo comulgar con un Ortodoxo, por mucho que entienda a nivel intelectual las diferencias doctrinales y litúrgicas. Esto es por poner un ejemplo. Y me apena que pocos más, demasiado pocos entre las confesiones cristianas se vean tan apesadumbrados como yo, mientras los normales acepta en mal como algo normal. Y es que lo normal puede ser muy malo.

Esta bien que exista la esperanza ecuménica, pero quizás nos falta el primer paso: sentir pena por las equivocaciones de tantos siglos y las consecuencias que han causado.

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