UNIVERSIDAD
DE ANTIOQUIA
FACULTAD
DE EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO
DE PEDAGOGÍA
Curso:Historia teoría y gestión curricular.
Profesor:José Ramiro Galeano Londoño.
Material
de apoyo para el Estudio de Caso.
EL ENSAYO
DIEZ PISTAS PARA SU COMPOSICIÓN
1.
Un ensayo es una mezcla entre el arte y la ciencia(es decir,
tiene un elemento creativo –literario- y otro lógico – de manejo de ideas-). En
esa doble esencia del ensayo (algunos hablarán por eso de un género híbrido) es
donde radica su potencia y su dificultad. Por ser un centauro – mitad de una
cosa y mitad de otra – el ensayo puede cobijar todas las áreas del
conocimiento, todos los temas. Sin embargo, sea el motivo que fuere, el ensayo
necesita de una “fineza” de escritura que lo haga altamente literario.
2. Un ensayo no es un
comentario(la escritura propia de la opinión) sino una reflexión,
casi siempre a partir de la reflexión de otros (esos otros no necesariamente
tienen que ser explícitos, aunque por lo general, se los menciona a pie de
página o en las notas o referencias). Por eso el ensayo se mueve más en los
juicios y en el poder de los argumentos (no son opiniones gratuitas); en el
ensayo se deben sustentar las ideas. Mejor aún, la calidad de un ensayo se mide
por la calidad de las ideas, por la manera como las expone, las confronta, las
pone en consideración. Si no hay argumentos de peso, si no se han trabajado de
antemano, el ensayo cae en el mero parecer, en la mera suposición.
3.
Un ensayo discurre. Es discurso pleno.Los buenos
ensayos se encadenan, se engarzan de manera coherente. No es poniendo una idea
tras otra, no es sumando ideas como se compone un buen ensayo. Es tejiéndolas
de manera organizada. Jerarquizando las ideas, sopesándolas (recordemos que
ensayo viene de “exagium”, que significa, precisamente, pesar, medir, poner en
la balanza). Si en un ensayo no hay una lógica de composición, así como en la
música, difícilmente los resultados serán aceptables. De allí también la
importancia de un plan, de un esbozo, de un mapa-guía para la elaboración del
ensayo.
4.
En tanto que discurso, el ensayo requiere del buen uso de los conectores(hay que
disponer de una reserva de ellos); necesarios para que el ensayo no parezca
desvertebrado. Hay conectores de relación, de consecuencia, de causalidad; los
hay también para resumir o para enfatizar. Y a la par de los conectores, es
indispensable un excelente manejo de los signos de puntuación. Gracias a la
coma y al punto y coma punto seguido…, es como el ensayo respira, tiene un
ritmo, una transpiración. Es el conocimiento inadecuado o preciso de los signos
de puntuación lo que convierte a nuestros ensayos en monótonos o livianos,
interesantes o densos. Ágiles o farragosos.
5.
Hay dos grandes tipos de ensayos:uno, línea
Montaigne (puede leerse, por ejemplo, “De cómo el filosofar es aprender a
morir”, “De la amistad”, “De los libros”); y otro, línea Bacon (léanse al menos
dos: “De los estudios”, “De las vicisitudes de las cosas”). En el primer caso,
el ensayo es más subjetivo, abunda la citación – de manera muy propia -; en el
segundo, el ensayo es más objetivo, y no hay ninguna referencia explícita, o
son muy escasas. Tanto Montaigne como Bacon son maestros para desarrollar las
ideas. Tanto uno como otro hacen lo evidente, profundo; lo cotidiano,
sorprendente. Ambos apelan a otras voces, ambos recurren al pasado – a otros
libros – para exponer sus puntos de vista. Ambos emiten un juicio: se aventuran
a exponer su pensamiento. Es importante releer a estos dos autores; fuera de
ser un goce y un reencuentro con la buena prosa, son ensayos – modelo,
aprovechables por cualquiera que desee aprender o perfeccionar su escritura
ensayística. En el mismo sentido, deberíamos apropiarnos de la creación
ensayística de Emerson y Chereston, recomendada una y otra vez por Jorge Luis
Borges.
6.
Otros ensayos exquisitos son los escritos por Alfonso Reyes y Pedro
Henríquez Ureña.Un mexicano y un dominicano. Ensayos de peso, con
profundidad y, sobre todo, realizados con todos los recursos literarios y el
poder de la imaginación. Quién que haya leído, “Notas sobre la inteligencia
americana” de Reyes, o “Seis ensayos en busca de nuestra expresión” de Ureña,
no ha sentido como una revelación de la escritura potente, de la escritura
gestora de mundos. Hay una “marca de estilo” en estos dos ensayistas, una
“impronta” personalísima, que pone al ensayo en el mismo nivel del cuento o el
poema. Cuando uno lee los ensayos de Reyes o de Ureña, lo que lee – además de
un pensamiento vigoroso – es una excelente literatura.
7.
Reyes y Ureña son los iniciadores, por decirlo así, de una larga
tradición que va hasta Sábato y Borges.Consúltese la
compilación El ensayo hispanoamericano del siglo XX, hecha por John Skirius; en
este texto se condensan voces de ensayistas latinoamericanos valiosos: Manuel
González Prada, Fernando Ortiz, José Carlos Mariátegui, Ezequiel Martínez
Estrada, Luis Alberto Sánchez, Germán Arciniegas, Arturo Uslar Pietri, Eduardo
Caballero Calderón, Enrique Anderson Imbert…y, por supuesto, Octavio Paz, Julio
Cortázar y Gabriel García Márquez. Puede mirarse, de igual manera, la selección
hecha por José Luis Martínez, El ensayo mexicano moderno; en este libro
resaltan los ensayos de José Vasconcelos, Ramón López Velarde, Julio Torri,
Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Edmundo O’Gorman y Leopoldo Zea., entre
otros. Y para una perspectiva más nuestra, sería interesante y necesario
conocer la selección elaborada por Jorge Eliécer Ruiz y Juan Gustavo Cobo –
Borda, ensayistas colombianos del siglo XX; en esta selección descubriremos
voces poco conocidas, la de Baldomero Sanín Caro (“De lo exótico”, “La
civilización manual”), y la de Hernando Tellez (“La originalidad literaria”.
“Traducción”). Basten estos textos y estos autores para mostrar cómo hay una
enorme tradición en la producción ensayística. Tómense, entonces, como
abrebocas o “textos de iniciación”.
8. Para elaborar un ensayo, entre las muchas cosas que deben
de tenerse en cuenta, resaltaría las siguientes:¿Cuál es la idea o ideas base que
articulan el texto? En otros
términos, ¿cuáles son los argumentos fuertes que se desean exponer o la idea
que quiere debatirse o ponerse en cuestionamiento? Esta idea (la tesis) tiene
que ser suficientemente sustentada en el desarrollo del mismo ensayo.
¿Con qué
fuentes o en qué autores se sustenta nuestro argumento? A
partir de qué o quiénes, con qué material de contexto se cuenta; en síntesis,
cuáles son nuestros puntos de referencia. Este es el lugar apropiado para la
bibliografía, para la citación y las diversas notas.
¿Qué se
va a decir en el primer párrafo, qué en el segundo, qué en el último?(recordemos que la forma del ensayo es
fundamental ; recordemos también que antes del ensayo hay que elaborar un
esbozo, un mapa de composición). Qué tipo de ilación (sin hache) es la que nos
proponemos: de consecuencia, de contraste, de relación múltiple. Es muy
importante el “gancho” del primer párrafo: cómo vamos a seducir al lector, qué
nos interesa tocar en él; igual fuerza debe tener el último párrafo: cómo
queremos cerrar, cuál es la última idea o la última frase que nos importa dejar
en la memoria de nuestro posible receptor. (Aunque no siempre el último párrafo
es una conclusión, sí debe el ensayo tener un momento de cierre – de síntesis
-, desde el cual puedan abrirse nuevas ventanas, otras escrituras. El último
párrafo es una invitación a un nuevo ensayo – los ensayos se alimentan de otros
ensayos: un nuevo ensayo abre camino a otros aún no escritos).
¿Qué
extensión aproximada va a tener? Recordemos que el ensayo no
debe ser tan corto que parezca meditación, ni tan largo que se asemeje a un
tratado. Hay una zona medianera: entre tres y diez páginas (por decir alguna
magnitud). Pero sea cual sea la extensión, en cada ensayo debe haber una tesis
(con sus pros y sus contras), y la síntesis necesaria. No olvidemos que el
ensayo es una pieza de escritura completa.
9.
Cuando el ensayo oscila entre las dos y las tres páginas, sobran los
subtítulos.Cuando tiene un número de páginas mayor, puede recurrirse a
varios sistemas: uno, subtitulando; otro, separando las partes significativas
del ensayo con numerales (yo llamo a este tipo de ensayo, de “cajas chinas”).
No debe olvidarse que cada una de las partes del ensayo precisa estar
interrelacionada. Aunque “partamos” el ensayo (con subtítulos, frases o
números), la totalidad del mismo (el conjunto) debe permanecer compacta. Si
dividimos un ensayo, las piezas que salgan de él exigen estar en relación de
interdependencia.
10.
No podría terminar estas diez pistas sobre la elaboración de
ensayos, sin mencionar el papel fundamental del género para el ejercicio, y el
desarrollo del pensamiento. Por medio del ensayo es que "nos vamos
ordenando la cabeza", es escribiendo ensayos como comprobamos nuestra
"lucidez" o nuestra "torpeza mental". Cuando Theodor
Adorno, en un escrito llamado – precisamente- "El ensayo como forma",
señala el papel crítico de este tipo de escritura, lo que en verdad sugiere es
la fuerza del ensayo como motor de la reflexión, como generador de la duda y la
sospecha. El ensayo siempre "pone en cuestión", diluye las verdades
dadas, se esfuerza por mirar los grises de la vida y de la acción humana. El
ensayo saca a la ciencia de su "excesivo formalismo" y pone la lógica
al alcance del arte. Es simbiosis, otro tanto había escrito George Lukacs en su
carta a Leo Popper: "La esencia del ensayo radica en su capacidad para
juzgar. Los ensayistas de oficio saben que las verdades son provisionales que
toda doctrina contiene también su contrario, que todo sistema alberga una
fisura. Y el ensayo, que es siempre una búsqueda, no hace otra cosa que hurgar
o remover en esas grietas de las estructuras. Digamos, que el ensayo, puro
ejercicio del pensar, es el espejo del propio pensamiento.
Las anteriores
puntualizaciones no son excluyentes con otros estilos o con otras maneras de
elaboración del ensayo, ni pueden leerse como una camisa de fuerza, son tan
sólo recomendaciones, indicaciones generales o indicios.
Tomado de
Fernando Vásquez Rodriguez: El ensayo 10 pistas para su composición.
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