Revista Diario

Tu amigo

Publicado el 29 enero 2018 por Licomanuel

TU AMIGO
TU AMIGO
Yo lo llamo lo inevitable. Viene como si fuera una ola y el calor te invade, poco a poco, mientras que tus músculos, uno a uno, se rinde a la evidencia. Otra vez, la apatía te ha derrotado. Pasa la oportunidad de escribir el post o no porque la chispa no aparece.
A veces me planteo qué es lo necesario para encontrarla. La meditación, ayudarse a uno mismo, estar en el presente, son tácticas que sólo en los días tranquilos me funcionan, gracias a quien sea, los más en lo reciente. En los otros, el nublao se queda sobre nuestras cabezas y no se va. Te sientes sin defensa, cual arbol en mitad de un incendio.
Esta circunstancia, sin embargo, en los últimos tiempos se ha revelado en forma de epifanía. Por el hartazgo de los números, problemas, victorias y derrotas y mil entelequias más, le di la vuelta a la situación, a la manera del que voltea un calcetín. Simple. De repente, pasas de la vanguardia a la retaguardia porque tus males, la mierda que no te suelta, de pura sinrazón, te atravesaron y se han ido a darle por culo a otro. Siempre queda un poso, no obstante. Qué sentido tendría esto si no lo hubiera? Ves a la gente desaparecer y no reconoces la ausencia. Incluso te enseñan una urna, en la que dicen que están sus cenizas y entiendes la futilidad del suceso. La gente sigue viva en nosotros porque no tenemos otra forma de entender la vida. La ausencia de ésta es...inconcebible. Se nos queda la muletilla para recordar al que se fue, ese "si hubiera estado aquí, se habría reído en tu cara". Esa "saudade", del vacío que dejamos hacia nosotros, es más real de lo que creemos, de hecho, es el germen del echar de menos.
Este mundo simplista quiere categorizar esa melancolía, burocratizar el olvido y dejarnos en fotogramas sobre una cama de piedra. Gracias a quien sea, aún nos queda la rebeldía. Lo vivido con los ausentes se queda en nuestra retina. Recordémolos así. Me parece que no hay mejor tributo al agujero que dejan, que reconocer que ningún texto puede hacerles justicia.
Momentos musicales:
Para meditar sobre lo ocurrido: Meditación de ThaisPara disfrutar de lo que nos quede: Joy ridePara el triunfo de la vida sobre la muerte e incitar a la rebelión: Overtura de 1812 

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