Hace tres semanas mi vida cambió para siempre. Te fuiste sin esperarlo, y desde entonces tu ausencia pesa en cada día. Fuiste mucho más que mi cuñada: fuiste como una hija, una luz en nuestra familia, una presencia que llenaba todo con tu manera de ser.
Te echo de menos en los momentos pequeños y en los grandes, en las palabras que ya no decimos y en los silencios que ahora duelen más. Nada vuelve a ser igual sin ti, pero tu recuerdo vive en mí, en lo que me enseñaste y en el amor que siempre te tendré.
Gracias por lo que fuiste y por lo que siempre serás en mi corazón.