Tú dices que al amanecer las calles no están puestas,
sonríes con bondad y solucionas el ahogo
que me produce no saber resolverlo a tu modo.
Yo te veo en el espejo mirarme de reojo,
sabes que yo quiero despeinarme con tu pelo.
¡Por qué me dormiría!¡que me ha sabido a poco¡
Tú dices que bailemos por las rimas sonoras
de mi melancolía y tu franqueza,
con el afecto de tu boca que cosquillea en mi oído.
Yo te veo y abrazo la ironía de no querer lo que quiero.
Ya no pienso, has ganado, no lo digas, no lo espero. En este momento, en este instante simplemente me quedo.