Una niña de cuatro años dice algo como que “cuando alguien te ama, la forma en la que dice tu nombre es diferente. Sabés que tu nombre está a salvo en su boca”.
Abrir la boca y decir el nombre.
Que el nombre se transforme en sonido,
Suave, meloso, casi como un susurro,
Pero a su vez firme y determinante.
Que estallen los vidrios al decirlo,
Que caigan estrellas fugaces
Y les regale a los trasnochados
Un nombre que amar.
Que su vibración sonora provoque eco,
Que el eco se transforme en palpitar,
Que el palpitar se estacione en tus labios,
Que tus labios se queden un rato en mi boca.
Mi boca donde se arrulla tu nombre.
Tus vocales descansan en mi lengua
Y la dulcifican.
Un shock diabético inofensivo.
Jugamos a encontrar las consonantes
Uniendo los puntos lunares de mi espalda.
De pronto nada más falta,
Nada sobra,
Todo está comprendido,
Contenido, escrito
Entre tu nombre y el mío.
Patricia Lohin