Cuando queremos tener una vida diferente, que luce distante desde la realidad del presente que estamos viviendo, suele ser difícil aceptar e incluso apreciar el lugar donde estamos. Las personas que nos rodean, las labores que realizamos, las experiencias en general de día a día nos parecen insuficientes y sentimos un vacío que fácilmente da origen a la negación de lo que es y que está teñida por la desesperanza.
Porque a fin de cuentas esto es lo que hemos podido hacer hasta ahora, nos preguntamos de dónde sacaremos la fuerza, los recursos, el ingenio para hacer algo mejor, para crear lo que precisamente deseamos. De dónde puede venir aquello que nos hace falta si no hay rastro suyo a la vista en lo que vivimos hoy y cuya continuación estamos seguros de vivir mañana.
Inmersos en estos pensamientos resulta difícil reconocer que, cada día cuando despertamos, estamos dentro de un nuevo punto de partida, siempre diferente en varios detalles al anterior. Y dentro de él puedes tomar decisiones diametralmente opuestas a las que has estado tomando, podrías hacer precisamente hacer lo opuesto a lo que acostumbras, podrías romper con todo y empezar de cero.
Lo que existe hoy en nuestra experiencia no nos define, no nos limita irrevocablemente, sólo nos dice desde dónde recomenzamos el viaje, hacia dónde estamos caminando, a qué damos nuestra atención, energía y tiempo. En reconocer esto podemos encontrar una gran fuerza que nos devuelve a la consciencia de que somos los escritores de nuestra historia. Recordamos que donde despertamos hoy es un paraje más, no el destino, es sólo un lugar más en el que quizá nos hemos demorado en nuestro camino.
Y así, en cualquier recorrido, conocido o desconocido, siempre encontramos que hay parajes más bellos que otros, hay algunos hacia los que sentimos una mayor inclinación, y hay otros que aparecen sórdidos, o salvajes. El paisaje siempre va cambiando.
De esta misma manera lo que vives hoy presenta recursos e instrumentos para emprender el camino a un lugar diferente; hay oportunidades que no lucen como tales hasta que comienzas a definir lo que quieres y, entonces, puedes verlas bajo otra luz. Es como si el mundo por el que te mueves día a día fuera una cascarón que eventualmente se romperá para dejar ver lo que querías encontrar y que quizá esté a la vuelta de la esquina.
Confía en tu camino, en lo que has hecho aunque te traiga frustración, acepta el lugar desde donde partes, si no, no podrás apoyarte para impulsarte firmemente sobre él. Aprópiate de toda tu experiencia, entonces puedes dejarla ir al reconocer que todo es aprendizaje.
Persevera, un paso a la vez, avanza hasta que el paraje cambie. Si no te mueves, te quedarás rondando los mismo rumbos más tiempo aún. Lo que quieres está detrás y entre lo que estás viviendo, está formándose, esperando a que aprendas a verlo. Tu punto de partida es hoy y tú decides hacia dónde vas, qué cambio quieres, qué aceptas y traes a tu experiencia. Cambiarnos es un juego, un reto, un desafío.