Tú, que sabes abrir y cerrar todas mis puertas.

 Septiembre, vienes tan gris que ni te conocía, ya había olvidado tus ocasos rojos entre mis largos suspiros, tus nostalgias vanas entre mis tantos recuerdos, tus finales, septiembre, tus finales tan amargos cómo el café de mediodía, aunque yo sé, septiembre, que aunque parezca que siempre cierras telones, en escenarios de ilusión y sentimientos, al final, lo único que haces es abrir otros nuevos, presentarme otros caminos, o quizá recordarme aquellos que no recordaba. Septiembre, te me antojas tan crudo y tan frío, tan desconocido, septiembre, tú sabes cuantas ganas tenía de que vinieras, y cuantas ahora de que te vayas de nuevo.