Revista Literatura

Turno largo

Publicado el 12 febrero 2013 por Netomancia @netomancia
El teléfono emitió su sonido constante y rítmico. Esteban levantó el auricular y contestó la llamada.
- Hotel El Paraíso, buenas tardes.
- Esteban, soy Carolina, estoy retrasada. ¿Podés cubrirme hasta que llegue?
El recepcionista miró el reloj. Era la hora de salida.
- ¿Cuánto? - preguntó.
- Mmm... no sé. Cinco.
- Bien, cinco minutos no es nada. No te preocupes.
- No Esteban, cinco minutos no.
- ¿Cinco horas? No te voy a esperar cinco horas ¿Dónde estás?
- Tampoco. Cinco días. ¿Puede ser? Más adelante te los devuelvo.
Esteban pensó que era una broma. Alguien, seguro, lo estaba observando y riendo, o lo que era peor, lo estaban filmando.
- Carolina, no jodás. Cinco minutos y me voy, no estoy para bromas.
- ¡Es que estoy en Alaska!
- Claro.
- Te juro Esteban, estoy en Alaska. Sucede que ayer descubrimos con mi abuela que soy descendiente de una vieja tribu y por herencia sanguínea viajé para reclamar mi trono.
- ¿Caro, estás bien? ¿Fumaste algo? ¿Estás en pedo?
- No, escucháme, me tenés que hacer ese favor. Mirá, si me bancás cinco días te nombro ministro de algo, lo que sea.
- ¿En Alaska?
- Y si, de ocupar el trono, es en Alaska.
- ¿No me estás jodiendo?
- Claro que no.
- Bueno, cinco días haciendo dieciseis horas para después ser ministro de... ¿de qué tribu? ¿Se gana dinero?
- De los Iponawas. Y si, mucho. Pensá que acá está el negocio del petroleo.
- ¿En Alaska?
- Si, dónde más.
- Dale Caro, quedate tranquila.
Esteban colgó el teléfono.
Pensó en todo lo bueno que podría deparar el futuro. A cambio, solo debía cubrir a su compañera cinco días.
Las ocho horas fueron agotadoras, interminables.
El teléfono, que ya hería sus oídos, sonó una vez más en la eterna jornada.
- Hotel El Paraíso, buenas noches.
- ¿Esteban? Soy Marcos. ¿Me podés cubrir?
-  No, me estás jodiendo. ¿Cuántos minutos? No veo la hora de irme.
- No, minutos no. Tengo para largo. Estoy lejos.
- ¿En Alaska también?
- Este... si. ¡Y no sabés a quién me encontré de casualidad!

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