Desde luego que los colombianos,
Los que sí amamos a Colombia,
No los que le hacen daño,
Como el señor de las sombras,
Y muchas otras sabandijas,
Recibimos con alegría
La noticia de que en estos días
El Gobierno y las FARC
Se sentarán a conversar,
En procura de fumar la pipa de la paz.
En este proceso que se iniciará,
Es importante
En el Ubuntu inspirarse;
Entendiendo que él es la filosofía
De la armonía;
Que es, entre otras cosas,
Amor,
Decir la verdad toda,
Que es perdón,
Y tolerancia también;
Y, en esencia, reconciliación.
Ubuntu, la clave es.
No echemos en saco roto, ¡para nada!,
Que el Ubuntu fue
Lo que permitió que en Sudáfrica
Se acabara el Apartheid,
Y muchos otros conflictos
Civiles, políticos.
Entonces, hay que aprender
De Ubuntu, sus enseñanzas.
Ubuntu, lo tenebroso lo aplaca.
Para que el proceso que se iniciará,
Resultar positivo pueda,
A toda costa habrá que evitar
Que le pongan palos en la rueda
Aquellas personas que, seguramente,
Estarán intrigando siempre
Para que todo se descuaderne.
La paz tiene muchos enemigos,
De frente y al escondido.
Todo esto hace preciso
Que se negocie, como se viene haciendo,
Por fuera,
Aunque a muchos les duela;
Siempre con el acompañamiento
De otros países con experiencia
En la solución pacífica de los conflictos.
También será determinante
Que en todo momento jueguen limpio
Las dos partes.
Hay que evitar que pase
Lo nefasto de procesos de atrás
Donde, luego de desmovilizarse,
Han iniciado a matar
A la gente de la guerrilla.
Esto implica que habrá que brindar
Suficientes garantías.
Hay que identificar intereses,
Tener bien claro qué se pretende.
No hay que levantarse de la mesa
Ante la primera diferencia
Que se haya de presentar;
Es decir, se requiere paciencia,
Demasiada serenidad.
Todo, sus bemoles los tiene,
Nada fácil hay en la vida...
Hay que tener presente siempre
Que la paz, en el alma inicia.
Para que este proceso, todo,
Pueda llegar a la orilla,
Es categórico y perentorio
Que se camine con pies de plomo.
La consigna es asumir
Que al firmarse la paz,
No haya razones para decir,
¡Jamás!,
Que hubo vencedores y vencidos;
Sino, que todos ganamos,
Luego de haber vivido
A lo largo de muchos años
En medio de las zozobras,
Preñados de la maldita violencia
Por doquier y a toda hora.
Encendamos, entonces, las velas
De la esperanza, en verdad,
En lugar de seguir maldiciendo
La oscuridad.
Que nuestro Dios del Cielo
Nos ilumine con abundancia,
Para que un día, pues,
Llegue a buen puerto,
La, al garete, barca.
¡Amén!