Revista Diario

Último amanecer

Publicado el 24 agosto 2014 por Evamric2012
Último amanecer Con la cabeza vacía,  la palabra vuela y  se funde en la distancia, y fonéticamente dispara las vocales en una humareda entumecida. Trepo por los peldaños  de una vieja escalera hasta alcanzar un viejo suspiro en una nube, o una boca, o en alguna de tus olas, que abiertas, arañen el deseo de unos labios rezumando entre las lenguas la armonía de un saxo bajo el compás de melancólicas notas.   Palpita la tinta en el viejo folio y se escriben solas  la lánguida soledad que habita tu piel y las indolentes nadas que habitan mi calendario.  Revolotean los papeles, mi cabeza,  la tuya,
Último amanecer
la tinta, la nube, cuando la resaca llega furtiva y las engulle, y las arrastra y las golpea estrellándolas en el tintero de algún sueño enmohecido. 
La playa se bañará hoy de gente a penas me haya ido, las calles y el asfalto serán abrasados por un sol raído de esperanzas. Y mientras pienso que la vida sigue, perezco en este mismo instante que se cuelga de unos puntos  suspensivos En el desván de la mente vuelan páginas numeradas sin ningún orden. En caótica existencia. Entonces ordeno recuerdos y les pongo nombre y etiquetas, y archivo en carpetas la memoria  que en vano intenta ávido, devorar el olvido. Pero rebeldes, regresan y se agolpan,  y revolotean como hojas muertas que quieren enroscarse a los tobillos  abriendo sus puertas intempestivamente a un otoño que se abre de piernas de manera vehemente afilando la tristeza.Lo que a ciencia cierta sé es que todo serán hojas muertas de nuevo, 
Último amanecer

hojas muertas que si bien recién nacidas, seguirán pegándose a las suelas de los tacones bajo el sempiterno envoltorio de estaciones viejas y ya temidas de tan conocidas, y que mi piel se bañará de nuevo  en tu olvido y que la mía volverá a barrer tus besos en bocas de nadie hasta nevarse de inviernos fríos.
Les feuilles mortes, hojas muertas. (Si le dais al enlace aprenderéis a que os gusten tal vez tanto como a mí, al conocer un pelín más su origen y sus versiones, y además está bien traducida al castellano)Yo os dejo mi preferida, en la versión de Montand de este entrañable poema de J. Prévert.




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