Debo haber escrito varias veces sobre esto porque con frecuencia ocupa mi pensamiento. Ahí voy de nuevo:
La vida es compleja, el mundo social es complejo; cada fenómeno o situación tiene múltiples variables intervinientes y las relaciones entre ellas no son todas directas y de causa-efecto. Ante esto, creo que corresponde una actitud de más humildad ante nuestras posibilidades de conocer, así como de mayor observación y reflexión frente a lo que pasa. Sin embargo, la humildad no está de moda y parece que da flojera considerar el cuadro completo de las situaciones con lo que hay detrás de lo evidente e inmediato. Abundan personas que piensan que su opinión personal, basada en su experiencia de vida, basta para tener la última palabra sobre cualquier cosa: última palabra de la cual están ultraconvencidos.
Me interesa ese "ultraconvencimiento".
Creo que el compromiso con nuestras actitudes y opiniones tiene relación tanto con la integridad como con la cortedad. La militancia -en movimientos políticos, sociales, religiosos, etc.- crea la clase de compromiso que trae consigo el riesgo de ceguera. Todos tenemos adscripciones, todos pensamos desde la ideología, al menos en un primer momento; pero más allá de eso, creo que la militancia implica un compromiso en el que se hace más costoso el análisis de las implicaciones de nuestra posición, de manera que se hace más difícil considerar cabalmente lo que consideraríamos sin tal compromiso. Eso no quiere decir que por militar se piense con cortedad; de hecho, supongo que idealmente, un compromiso con una causa es un compromiso ético que incluiría la intención honesta de comprender el mundo -al menos en relación con la causa- tal cual es. Como decía en el párrafo anterior, la cosa es compleja.
Sin embargo, hay una tendencia a simplificar hacia el absurdo. Parece difícil comunicar una idea o una posición que ni es X ni es Y; comunicar que se está con los que piensan Z en relación a b y c, pero no en relación a d ni en relación a e. Eso pasa mucho más con los temas polémicos de mayor interés. En esos casos, además de la simplificación en el propio pensamiento, se dan críticas o acusaciones al otro, simplificando hacia o hasta el absurdo lo que ese otro ha planteado. Cuando hacen esto personas que han dado muestras de inteligencia y cierto grado de información, creo que simplemente actúan de mala fe y me cae requetemal.
Silvia Parque