Llevan días preparando una fiesta de pijamas en la que entiendo que no esté invitado, ya se sabe: “sólo chicas”. Realmente, me da igual. Es una de esas reuniones de amigos en la que se ven películas, se quedan un poco alocados, hacen llamadas telefónicas para gastar bromas, cuentan cotilleos y poco más. Lo sé por series realmente, nunca he estado en una, y alguna vez he sentido ganas de estar en una pero las fiesta de chicos son muy diferentes. Es algo así como: jugar a la consola, ver películas… subidas de tono y hablar de cosas que quizás nunca han pasado. No me gustan ninguna de las dos fiestas, si yo hiciese una sería una mezcla de ambas, algo tal que hubiese películas, quizás de terror, karaokes y cotilleos. No sé explicarlo bien, pero no sería para un solo sexo.
Lo que queda claro es que ese fin de semana poco iba a hacer, la mayoría de mis amigos eran chicas, y diez chicos más o menos, de los cuales algunos van por libre. Podía quedarme estudiando o bien salir con alguno de los chicos que queden. No, prefiero que no. Si ya me siento fuera de lugar cuando se forman en el grupo todos, me imagino con los chicos a solas, todos hablan de videojuegos de los cuales no sé ni la portada de tal. Yo miro y escucho sin saber de qué hablan, a veces asiento y hago como que entiendo de algo que ni siquiera sé que es.
Plan alternativo, tengo más amigos aparte de ese grupo, con los cuales salgo más bien poco, pero eso es porque solo salgo los fines de semana y si tengo tres grupos pues me centro en el primero casi siempre y hay veces que solo salgo un día. Pregunto lo que harán algunos y espero respuesta. Me tiro sobre la cama y me quedo con la cara aplastada sobre la almohada. No me apetece moverme, incluso así estoy cómodo. Mi móvil empieza a vibrar, el sonido chirriante del móvil suena y cuando voy a cogerlo pensando que era un mensaje resulta que me están llamando. Contesto y resulta que es Irene. - ¿Te apetece quedar para un cine o algo? Dime que no has quedado anda, que nunca te pillo – Le contesto en afirmativo, me apetece. Irene es una gran amiga, me siento genial con ella. Debo decir que la conocí en una fiesta en la que ella no acabó muy bien. Es de esas chicas que hacen locuras cuando beben, coquetean más de la cuenta y demás. Cuando la vi en su momento me causó mucha gracia, ahora si salgo de fiesta con ella pues la cuido, no puedo evitar que cuando aprecio a alguien me salga mi instinto protector. - ¿Alguna idea de película? ¿Puedo invitar a alguien más? ¿Qué tal Carlo? ¿Te caía bien no? – Pregunto. Carlo es mi mejor amigo, es la persona en la que confío todas mis cosas y la persona que espero que venga cuando salgo. Realmente hay veces que me desespera porque me parece demasiado misterioso, no porque sea así, me explico. Es algo tipo que no me cuenta nunca nada, y cuando lo cuenta lo hace a medias y hay que sonsacarle. A veces me pregunto si de verdad confía tanto en mí como yo en él. – Ah guay, yo me llevaré a Noelia – Responde. Suspiro y me quedo sin responder. Noelia es una de esas personas que nunca me caerá bien, no sabría decir bien por qué pero su personalidad me parece demasiado impostada, es persona que necesita quedar bien siempre pero a las espaldas es un poco extraña. Ni siquiera me hace sentir bien cuando está conmigo, se le nota mucho la falsedad en sus palabras. – Pablo, ¿sigues ahí? – Me pregunta. Le respondo en afirmativo y acabo por aceptar que venga. Decidimos ver una película ñoña pero con actores conocidos, buena pero no espectacular.
Cuando cuelgo la llamada veo un mensaje y es de María que me dice que sus padres no estarán en casa y que puedo ir con ellas a la fiesta de pijamas al final. Le respondo que no, que ya quedé. Le digo a Carlo que se venga con nosotros y me responde que si pero suena con muchas ganas, se ve que no le caerá muy bien Irene, y doy por hecho que Noelia menos aún.
Llega la hora del cine y estoy con Carlo esperando en la puerta. Me cuenta cosas que ya sabía pero yo le sigo el rollo sonriente. Le cuento lo de la fiesta de pijamas y se ríe. – ¿Tu hubieses querido ir? – Me pregunta y le digo que no. Desde luego sus fiestas se alejan de lo que es una fiesta de pijamas, más bien tiene poco de ello. Lo único que se le acerca es las películas y los cotilleos. Son mis amigas pero son un poco extrañas. – Un día tenemos que quedar nosotros para ver alguna serie o película y hacer los locos. Fangirleando y esas cosas. – Le comento. Es algo que tenía pendiente con Irene y con alguna que otra amiga más pero me apetecía que fuese Carlo. – Cuando quieras, te recuero que la tarde de karaoke aún no la hemos hecho, no me acumules más cosas que luego no hacemos nada – Contesta y le miro con cara rara dado que me ha atacado. Me molesta porque no es mi culpa que no encontremos un día bueno para eso.
Entramos a la sala de cine con Irene y Noelia. El hombre que recoge entradas nos mira demasiado y sonríe demasiado, me pregunto porque lo hará. Imagino que conoce a Carlo, o quizás a Noelia que conoce a todo el mundo, o eso dice ella. Compramos palomitas y entramos en la sala de la película. Irene me mira extraño y yo le pregunto el por qué lo hace. Me río cuando me dice que no la he saludado con un abrazo. Se lo doy. Comienza la película y ya veo a Irene preparada para sus comentarios locos a lo de: “Te hacía padre de cuatro hijos” y es que cuando hace eso no puedo evitar reírme. Aparece un actor que nos gusta mucho a todos y los comentarios se hacen, pero es cuando aparece otra actriz que también nos gusta cuando aparecen comentarios graciosos. – ¿Qué hace la guarra rechazándolo? Es que la mato – Comenta en alto Noelia y todos nos reímos por aquel comentario. – Es genial, esta chica es genial – Repite Carlo así como si hablase con alguien pero lo cierto es que mira fijamente la película. – Oh dios, el tío no puede estar más bueno porque si no le violaban por la calle – Comenta Irene y me deja totalmente en shock pero me río a carcajada loca. Una señora nos dice que callemos porque estamos molestando y hacemos como que lo hacemos. – Nos van a echar, ya verás – Dice Carlo y yo me río. - ¿Acaso vas a parar? –Pregunto con la certeza de su respuesta, la cual acierto. Un no rotundo. - ¡No sabía que aparecía ahí! Oh dios, callaos que ha aparecido el dios de la película. – Comento como loco. Es uno de mis actores favoritos y me encanta. Agarro las palomitas sin comerlas y me quedo como niño pequeño viciado a la consola. No escucho nada más que la película hasta que su cameo desaparece, al parecer era eso, un cameo. – Pensé que vinimos por eso, ¿no sabía que aparecía? – Me pregunta Carlo y yo le digo que no, no me lo esperaba para nada. Y eso me pasa por ver películas solo por recomendaciones. Suelo ver el tráiler y el reparto, cosas así, pero hay veces que se me olvida y me fío de los demás.
Llegamos al parque con la cena en mano y nos sentamos en un banco a cenar. Cojo las cosas y las acerco a la basura con la mala suerte de que se acerca un chico de mala pinta. Me voy alejando poco a poco a mis amigos haciendo señas de que vayan levantándose para salir corriendo. Escucho palabras que imagino que van para mí pero prefiero no hacer caso. Salimos corriendo y notamos como nos sigue. Intentamos meternos a un bar pero al final como había mucha gente simplemente seguimos y encontramos un portal abierto. Nos metemos y cerramos. Vemos al hombre quedarse mirando y llamando a un timbre para que le abran. Subimos por el ascensor hasta la tercera planta y nos quedamos mirando por la barandilla a ver si vemos alguna sombra. Hemos escuchado la puerta, sabemos que está dentro pero nos tenemos que asegurar para bajar. Vemos como han llamado al ascensor y bajamos un piso viendo que el ascensor se ha parado en el cuarto, lo notamos porque se escucha abierto algo lejos, pero no se abre la puerta por lo que seguramente seguirá abajo. Noelia se decanta por llamar a su novio y que nos ayude. Escuchamos una puerta abrirse, un hombre de treinta años sale con su pareja. Le pedimos ayuda y se queda un poco extrañado pero accede. Bajamos las escaleras y no hay nadie en el portal. Salimos a la calle y tampoco hay nadie, quizás se había ido y no lo habíamos notado.
Llegamos al centro comercial y esperamos a que lleguen los padres de Carlo a recogerlo. El novio de Noelia llega y se lleva a ambas. Nos despedimos y decimos de quedar otro día. – Tarde de series y helado – Le digo con una sonrisa. Eso era lo que me apetecía sinceramente. Asiente. Comentamos bastante rato la tarde de hoy. Le pido que si me puede llevar a casa aunque viva cerca, tengo miedo. Hablamos sobre la película y me comenta que ama esa actriz, yo me río porque yo ya lo sé, no había más que ver como hablaba él sólo. Le pregunto por las demás chicas y me dice que la que le cae mal es Noelia, que Irene ni bien ni mal, simplemente no la conoce lo suficiente. Montamos en el coche y se hace el silencio. Me da corte hablar con sus padres delante, quizás con la madre sí, pero con el padre me causa más respeto de lo normal. Parecen agradables, ambos padres, pero no sé cómo explicar aquello.
Llego a casa con los pelos de punta, rezando porque no me aparezca el hombre por las esquinas, pero es obvio que no. Recibo una llamada de Carmen y me empieza a decir que está fatal porque ha cortado con su novio, una liada mental porque están mal porque no se ven lo suficiente, o porque piensa que no la quiere lo suficiente, que quizás le haya intentado ser infiel con alguien. Suspiro y me lanzo sobre la cama. Le digo que se tranquilice y que estarán juntos de nuevo, como siempre. Porque es lo normal en ellos, pelearse y a los pocos días volver. Me dice que vaya a la fiesta que acaban de empezar. Yo le niego, realmente es lo que menos me apetece. Intenta convencerme pero la respuesta sigue siendo la misma y aunque me lo hace pensar, no cambio de opinión. La llamada acaba con quedar al día siguiente cosa que le dejo en duda por el hecho de un examen el lunes siguiente, el cual debo prepararme porque no lo llevo muy bien.
Me cambio y me pongo el pijama. Me tiro de la misma que al empezar la tarde. Quedando con la cara aplastada en la almohada y es ahí cuando me quedo durmiendo, soñando con los bonitos angelitos. O eso espero, que no sea una horrible pesadilla.