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UMDC: 03. Recuerdo del olvido.

Publicado el 26 marzo 2013 por Jonmcgees
UMDC: 03. Recuerdo del olvido.
Todo el mundo tenía sus planes, todos menos yo. Sabía de amigas que quedaban porque tenían un cumpleaños, otras tenían un concierto, otros tenían que estudiar, algunos estaban cansados y algún que otro tenía cita a solas con su pareja respectiva. Lo entendía. Pero había que tener mala suerte para que ninguno de tus amigos pudiese quedar ese mismo fin de semana, además era triste, muy triste. Aún era jueves y podía conseguir algo. No sabía por qué pero me daba que no lo iba a conseguir, que este fin de semana me la iba a pasar viendo las series que echaban en Disney Channel, casi como todos los días que no tengo mucho que hacer.
Llega el viernes y me levanto diez minutos antes de que suene el despertador, me quedo en el móvil unos veinte minutos bastante despejado. Es extraño porque no tengo nada de sueño. Llegamos a clases, llego tarde, unos dos minutos por lo que no pasa nada, la clase está empezando y la profesora no va a empezar de nuevo lo que ya ha dicho. Me siento al lado de Adriana, resulta que Malena no ha venido. Era un sitio de cuatro personas, nos sentábamos, en los extremos Adriana y Carlo, Adriana al derecho y Carlo al izquierdo. Malena al lado de Carlo y yo al lado de Adriana. Estábamos en la cuarta fila, siendo cinco filas las que había en clase. Le mando un mensaje a Malena preguntando donde estaba, se quedó estudiando. Las clases siguen pasando y se siguen haciendo tan eternas como siempre.
Llega la tercera hora y hay clase de optativa. Es cambio de aula y aquí solo voy con Carlo de los anteriores nombrados. Me siento en un extremo y a mi lado Carlo. A nuestro lado se sienta Fran, el novio de una de mis mejores amigas, Marta. Veo como Tomás y Jorge se van a sentar lejos y les digo que se sienten enfrente que no nos dejen solos ahí marginados. Tomás se ríe por el tono en el que lo digo, me salió un acento extraño. Se ponen ahí. Les pregunto si van a salir y básicamente le pido de salir con ellos, si, me voy a emperchar, simple y llanamente. Comento con Carlo lo que acabo de hacer. – Nunca jamás me he emperchado pero siempre hay una primera vez, ahora no quiero ir – Le comento a Carlo, se ríe y me dice que él tampoco lo ha hecho nunca. – Ni yo pero es que necesitaba salir y tú te vas a quedar estudiando así que… - le comento. Tomás me dice después que me dirá la hora a la que quedaremos después. Fran salta y me comenta algo que no llego a entender pero yo le digo que quería ir al cine y que por su culpa no puedo ir. Se lo digo en broma, sé que hace equis tiempo con la novia y es normal que quede con ella. Intento convencerle de quedar para ir al cine, yo de sujeta velas y después me iría con Tomás y los demás. Más o menos lo consigo pero todo queda en manos de Marta.
Última clase del viernes, Carlo y yo entramos por la puerta y nos sentamos en nuestro lugar. Van entrando todos menos Adriana, Malena, Fran y otro chico al que Malena no aguanta ni de lejos, y es normal porque es insoportable. Cuando entran todos, la profesora, nos dice que tenemos hora libre. Adriana me coge unos post-it y se pone a recortarlos con las tijeras haciendo que parezca paja. Me resulta gracioso porque hace una súper montaña. Malena va a tocarlo por petición de Adriana y noto como que está haciendo algo y me estaba llenando el gorro de papelitos, luego Adriana coge y mete todos los papelitos en mi estuche. – Te la vas a cargar, te la estás ganando – le suelto a Adriana, la cual se ríe y me contesta - ¿Me estás amenazando? ¿¡Pero de qué vas?! – Me pregunta riéndose. La profesora se da cuenta que somos a los que más se les escucha y se nota que está atenta de nosotros. Cojo los papelitos y se los tiro a Adriana en el pelo. Después ella se los quita y Malena y yo acabamos riendo. – Míralos, ya están jugando – comenta la profesora y nosotros seguimos riéndonos. Luego le llega el tuno a Malena la cual me mira con cara de asesina. Al final acaba por saltar un idiota de clase, replicando cuando nos quejamos de que molestaba. Yo le salté diciendo que era diferente porque esto era entre amigos y lo suyo era por molestar sin conocerle siquiera. La profesora se rió por lo que imagino que nos daba la razón. Según los demás compañeros le callé la boca al idiota, además piensan que le hago calladas pero no lo pienso así. Simplemente le contestó, está claro que no me voy a callar porque un niñato me diga algo.En realidad hay momentos en los que me da un poco de cosa por si me acaba diciendo algo a la salida, tengo con quien defenderme pero no me van los problemas. Lo que tengo claro es que no me voy a dejar mingonear por nadie.
A media hora para el cine, Fran y Marta al final acaban por no decidir ir al cine. Me molesta bastante pues yo tenía ganas de ir al cine pero no me queda otra que quedarme en casa. Espero paciente a que Tomás me diga la hora y cuando ir. Me quedo sentando en el sofá viendo series durante un largo tiempo. Yo ya doy por hecho que se le olvidó y que no me iba a decir, cosa que agradecía por el hecho de no tener que ir de emperchado; pero llega el mensaje. Sería la primera vez que salía tan tarde, sin contar cuando el verano pasado me fui a la discoteca o a las fiestas del pueblo, pero esas prefiero no contarlas, son cosas diferentes. Me visto rápido y llego dónde me dice. Me recoge en otro lugar y me acerco a ellos. Había chicas que parecen majas pero que en realidad no caen muy bien a la gente por el hecho de ser falsas. Son ese tipo de chicas que son súper agradables pero luego te ponen verde. Marta fue una de esas chicas criticadas, por lo que se entiende que las odie a muerte. El hecho de que esté allí no le hace gracia a Marta, o al menos eso parece, y si le parece bien es porque creo que quiere que le cuente todo lo que pasa. Me siento al lado de Jorge el cual está demasiado callado.
Cuando se van a cenar me doy cuenta que soy completamente diferente a lo que es un chico adolescente, al menos de casi todos los que conozco. Hablaban de sexo, de  videojuegos y de fiestas. Que si se masturbaban pensando en una cosa, que si un juego había tenido no se qué actualización o que si la siguiente fiesta será un momento para liarse con equis chicas. Cuando se ponen a comer kebab, algo en mi hace que empiece a sufrir asco, todos comen como perros-están solo chicos-y se percatan de mi forma de mirar-con asco- y les resulta cómica. En realidad Tomás siempre parece intentar decir algo relacionado con el sexo para ver mi cara de asco. Hacen comentarios sobre lugares de la ciudad que nunca he visitado y yo pregunto dónde se encuentra. Uno de ellos se queda extrañado - ¿De dónde eres tú? – Preguntó. Entiendo que es normal visitar esa zona pero yo era más de ir dónde me decían, me guían y esas cosas. Soy el típico chico que depende de los demás.
Momento de ir al lugar al que yo nunca he ido. Al principio me pregunto si esa zona tenía que ser tan oscura. Nunca había ido a un pub. Entramos directos a la zona de juegos y se ponen a jugar al futbolín. En ese momento me quedo apartado en una esquina con el móvil. Vuelve la esencia que me marcó durante mucho tiempo, en la que solía agruparme en clase con muchos chicos y estaba de mueble. No soltaba ni una sola palabra. Y es que no tenía la confianza para hablar, no sabía ni de que hablaban, me iba por las nubes y me quedaba pensando en lo mío, aún así se me hacía eterno. Notaba como algunos intentaban sacarme conversación pero es que yo me quedaba en blanco sin saber que contestar. Luego las chicas comentaron sobre hacer una fiesta de primavera como en las series americanas, pero aunque nos haga una ilusión de muerte sé que eso acabará en una simple idea sin cumplir.
Jorge me enseña todo su álbum de fotos del móvil y yo no paro de preguntarme como una persona guarda tantas fotos suyas en su móvil. Yo nunca guardo una sola foto. A no ser que sea de alguien que quiero mirar de vez en cuando o comentar. Pero no suele ocurrir.
Salimos de aquel pub y empiezo a sentir aire fresco. No me gustan los sitios cerrados, para nada. A no ser que sea un cine, teatro o una casa. No me gustan las discotecas, ni los pubes, ni las fiestas en un garaje. Creo que soy de cosas más familiares. Nos topamos con dos chicas más, las cuales conozco un poco más y consigo hablar algo más que una tontería. Llega el momento de la despedida y nos separamos, acabo yendo con las dos chicas que nos acabamos de encontrar. Me muero de ganas de abrazar a algunos de los que nos hemos despedido, soy de abrazos. Pienso que un abrazo se da para demostrar un verdadero afecto. Solo se dan si se sienten pero tampoco se rechazan. En el momento en que das un abrazo, justo en ese momento, estás seguro, nadie puede hacer daño. Al menos esa es la sensación que dan, protección, seguridad. Para mi aparte significa reafirmar una amistad. Un amigo no es un amigo hasta que no te das un abrazo sincero con esa persona, hasta que tienes la confianza de que te caigan las lágrimas y que él te preste tu hombro para que llores en él. No es que necesite reafirmar mi amistad con todos ellos ni nada por el estilo. Pero con Tomás y Jorge sí. No sabía muy por qué pero me caen demasiado bien, somos súper diferentes pero hay algo en ellos que me da estabilidad. No sé si en Tomás pero desde luego en Jorge sé que puedo contar para cosas, sé que se puede preocupar por mí, realmente Tomás también. En fin, el abrazo no surge, la despedida se hace con la manita.
Las chicas con las que voy de camino a casa son agradables, hablamos de tonterías pero el ambiente ha cambiado, he dejado de sentirme un mueble, una persona invisible en medio de un montón de gente. Aunque curiosamente tampoco era invisible. Algunos intentaban hablarme, otros me miraban y se reían. Imagino que esperaban más de mí pero no soy el tipo de persona que habla por hablar. Quizás a veces sí. Puedo parecer extrovertido pero antes tengo que sentirme cálido, acogido, que no se note mucho que es un ambiente cerrado, que si dices algo fuera de lo normal te van a mirar con mala cara. Que te vas a sentir arropado. Imagino que ahí me faltaba un amigo, alguien que me ayudase a sentirme seguro.
Nada más llegar a casa me cambio y me acuesto. Me quedo pensando en el día que ha pasado. Un día para olvidar, un día raro. Un día que me hizo recordar un pasado que no me gustaba. Antes no tenía grandes amigos, tenía amigos, claro que los tenía pero los veía muy poco. Los que veía todos los días era raro conseguir sacar una conversación. Mi vida cambió de un día para otro realmente y di las gracias por ello. Tardé en darme cuenta de que necesitaba un cambio de aires. Pasé de ser un cero a la izquierda a ser una persona que era querida por muchos, alguien a quien casi todo el mundo conocía. Con mundo me refiero a la ciudad/pueblo.
Cierro los ojos con la esperanza de que el día siguiente sea mejor, que aunque tenga que estudiar mejore, no va a ser difícil. No fue un día malo pero me llevé una mala impresión de mí. No sabría muy bien cómo explicar aquello. Aún así sé que no repetiré. No volveré a pedir quedar con ellos, prefiero quedarme en casa sin salir el fin de semana. Es extraño pero lo prefiero así.

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