Creo que esta vez la voy a articular en forma de conclusiones a las que he ido llegando estos días.
1. Cincuenta mil palabras de una historia, sin guión previo ni planificación, y siendo opositora es una locura. De libro, de figurar casi en el DSM-V.
2. Dedicarme, al final, a teclear un guión y anotar toda clase de cosas relacionadas con mi proyecto ha sido la mejor idea, desde luego. Tengo, como resultado, veinte mil palabras de una lluvia de ideas muy salvaje y un montón de líneas sobre las que trabajar de cara al año que viene. Ha salvado mi NaNo.
3. Decidir cuándo dejarlo, cuándo parar, ha sido algo bueno. Fuera presiones. Fuera remordimientos por no estar escribiendo. Por más que tampoco estuviera haciendo algo "serio".
4. La idea de los NaNoThoughts, esas pequeñas perlitas que iban surgiendo por el camino, ha sido de las cosas más interesantes que he hecho en el mes, guión e ideas aparte.
5. Todas las ideas que, además del proyecto en el que he trabajado, han ido surgiendo por ahí han conseguido hacer de esto una experiencia más enriquecedora. Y aumentar mis ganas de leer mucho y escribir más aún.
6. Escribir sobre mi experiencia este año ha sido liberador. Como quitarme un peso bien gordo de encima. Creo que Anxo también ha sentido lo mismo.
Y diría que todo esto es lo más importante que puedo extraer de este mes de noviembre. El resto, las conclusiones de mi trabajo y cómo llevo mi reto literario de este año, para futuras entregas, que se merecen un buen desarrollo, acorde con su contenido.