Hay palabras que son especiales, hay palabras que albergan vida dentro, hay palabras que se sienten y se oran, se abrazan y se escuchan.
Hoy comparto una palabra, que para mí, es así: Adviento.
El Adviento es tiempo de preparación para la Navidad, podríamos llegar a la Navidad de pronto, sin haber pensado mucho en las festividades que llegan, pero la Navidad merece un cuidado, un tiempo previo para poder vivirla con sentido.
Pero, ¿qué preparamos? El Adviento no consiste en preparar regalos, menús o adornos navideños. El sentido del Adviento es preparar el corazón, puedes ser creyente o no, vivirás el Adviento de una manera muy distinta. Lo bello del Adviento es que siempre puedes prepararte. Si celebras la Navidad, celebres lo que celebres, siempre habrá lugar para preparar el corazón, los sentidos, la atención, las emociones...
Tal vez el Adviento sea el momento de preguntarse ciertas cuestiones:
¿Qué celebro en Navidad?
¿Cómo quiero vivir la Navidad?
¿Qué valores quiero vivenciar y transmitir en estos días?
¿Qué sentido tiene la Navidad para mí?
Hacerse preguntas y buscar respuestas es un acto valiente, que nos permite vivir de manera más consciente. Es una manera de poner bombillas de luz cálida en habitaciones en penumbra o con una luz fría y estéril.
Te deseo que termines el Adviento con buena luz, reflexión y con algún mantecado o turrón que siempre llega un poco antes que las fiestas.