Los pocos personajes, no más de cuatro o cinco principales, suman a la economía de palabras una economía de actores que entonces permite al director, guionistas y por ende a los espectadores adentrarse en las personalidades de los protagonistas y sentir sus contradicciones, sentimientos. Y en este punto no es una novedad que Robert Redford y Morgan Freeman se llevan los laureles en la construcción de dos personajes que podría decirse “el uno para el otro”. Jennifer López, encarnando a Jean madre sola y sufrida, nos sorprende con una interpretación mesurada y ajustada lejos de sus personajes de comedias románticas y más cerca de interpretar personajes con carácter y complejidad dramática. Por otra parte sorprende gratamente la actuación de Becca Gardner en el papel de la nieta del agrio y duro Einar.
Un renglón aparte merece el personaje Mitch Bradley, viejo vaquero encarnado por Morgan Freeman con gran solvencia, quién funcionaría como una especie de “alter ego” del Einar muy bien construido y actuado por Robert Redford. Mitch es la voz que Einar se niega a escuchar, pero que vuelve una y otra vez a decirle que debe reconstruir su vida, que todavía quedan cosas por las cuales luchar y vivir.