Me contaba un conocido, con gran orgullo, que los domingos después de misa, iba a esperar a los protestantes afuera de sus templos y les aventaba huevos. Esa persona era católico, tenía una capilla en su casa donde rezaba todos los días, tres hijas y un perro y parecía una persona normal, hasta que me sacó de su casa con mi biblia versión Reina Valera.
Yo había escuchado esas historias pero nunca había conocido a un fanático.
Habiendo crecido en un ambiente muy religioso, escuelas de monjas, misa diario y retiros espirituales, pensaba que nada de lo que digan los católicos me sorprendería, hasta que me corrieron de esa casa.
Hoy vemos dos peregrinaciones simultáneas, similares pero diferentes en dos países de habla hispana.
La primera es Ratzinger en España, donde miles de seguidores lo apoyan, se utilizan recursos públicos para la visita del señor y se planean ataques a quienes están en contra. Hay personas legítimamente preocupadas por la situación económica en España, donde se han otorgado exenciones de impuestos a los donadores y el presupuesto para la visita son 50.3 millones de euros, que no incluyen el uso de edificios públicos ni las nuevas solicitudes como que los centros de salud no cobren a los peregrinos. Por otro lado, España ha vivido su peor agosto económicamente y junto con la Eurozona, se encuentra al borde del precipicio.
Hablan de 2,000 peregrinos que van a ver al Papa católico. La marcha de aquellos que estaban en contra del uso de recursos públicos contaba 5,000 almas. Policía, golpes y detenidos, todos del lado laico.
En medio de todo eso surge la figura de un mexicano que demostrando un fanatismo irracional, amenaza a los que legítimamente están preocupados por el uso de los recursos públicos de España. Este personaje se defiende diciendo que era una broma, pero que con ella esperaba frenar las adhesiones a la manifestación y los comentarios favorables a la misma. Es decir, ni era broma y pretendía callar a los que no piensan como él.
La segunda es la peregrinación de las reliquias de Juan Pablo II por México. Aquí nadie se ha quejado sobre los costos que la misma tendrá. Se trata de una muestra de sangre, ropa y otros objeto cercanos a su persona.
Recorrerán 25,500 kilómetros por todo el país. A diferencia de los recorridos de Andrés Manuel, nadie cuestiona aquí quién financia este viaje. Todos estamos felices de ver esos retazos de Papa.
No faltará quien se ofenda por mencionar a López Obrador en el mismo texto que al Papa y al Beato.
Pero no se entienda mal. Como mencioné arriba, crecí en un ambiente religioso, incluso estudié por decisión propia, un diplomado en teología.
La única diferencia entre el que esto escribe y el bromista de España, es la tolerancia.
Tolerancia que fue promovida por el ícono máximo del Cristianismo y que a pesar de todo, fue alentada por Juan Pablo II aquél cuyas reliquias pasearán por México.
Desafortunadamente la Iglesia y sus seguidores fueron perdiendo la tolerancia hacia otras maneras de ser y de pensar, desde que fueron adoptados por los romanos y se volvieron poderosos, perdiendo el foco de la vida espiritual por la vida terrenal. Así condenaron a Lutero, quien vivió y murió excomulgado y se quemó en el infierno, hasta que Juan Pablo II lo sacó.
Muchos de esos bromistas fanáticos ignorarán ese hecho y serían capaces de amenazar con bromas a Lutero y sus seguidores, aventarles huevos o bombas molotov, según su agresividad, pero entonces demostrarían una sola cosa. Su intolerancia ignorante, que los hace vulnerables a aquellos sedientos de poder que no dudarán en usarlos para sus fines propios.
Y termino, como los jesuitas, A.M.D.G.