Un calabacín

Publicado el 03 febrero 2011 por Joaquin @Joaqberg
-Hola, buenas.-Dígame.-Me ponga medio de borraja.-Vale, pero le advierto que esto es una oficina del Banco del Alto Ebro.-Ah, coño, perdone. Como en la puerta ponía “Verdulería Charo”.-Eso es en el local de al lado.-Ah.-Pero, no se preocupe, tenga la borraja y, si quiere unos pimientos, los tengo muy buenos, a 2 euros el kilo y medio.-¿No debería ofrecerme un préstamo personal?-En confianza, no lo tengo muy fresco. Llévese mejor estos calabacines.-Traiga, pero no acabo de comprender.-No hay nada que comprender: son simples hortalizas, alargadas y verdes. Sirven para hacer fritada.-No sé.-También se comen en tortilla.-No me refiero a los calabacines.-¿Entonces?-Hablo de su actitud.-Bueno, mi psicoanalista dice que tengo tendencias obsesivo-compulsivas, pero que eso me lo arregla él en diez sesiones de cincuenta minutos.-Ya veo.-¡Hostias! No joda. ¿Así de repente? Milagro, milagro, este señor era ciego y ahora ve…-No, oiga, no me ha entendido. Era sólo una frase hecha.-A mí las frases me gustan al punto. Si están hechas o muy hechas se me hacen bola.-Esto es absurdo. Me niego a seguir aguantando sus estúpidas ocurrencias. Venga, déme unas acciones de Telefónica, que parece que están subiendo.-¿Cuántas quiere?-Póngame dos kilos.-Le pasa un poco…-Déjelo, que vienen los chicos a comer y seguro que repiten.