Un carnaval "vintage"

Publicado el 12 febrero 2013 por Meriluct
Durante estos últimos años, la verdad, el carnaval ha pasado por mi vida sin pena ni gloria, me daba un poco igual.
Pero no se es lo que pasa, que cuando eres "la madre de" todas estas fechas las abordas con ilusión, parece una tontería...Pero es así. Una buena amiga me ha dejado un montón de disfraces para chiquitica y a mi me encanta ponérselos y hacerle fotos...A ella no tanto, claro. Estoy deseando que llegue el viernes para ir a la fiesta que van a hacer en la guarde en la que los niños van a hacer un "numerito" homenaje a Miliki: los de la clase de mi hija van de chinitos, los de las otras van de payasos y animales del circo...Ya os contaré como resulta, porque me cuesta creer que mi chiquitica se vaya a mantener en la fila bailando con el resto.
Mi marido se mete conmigo y dice que las madres estamos "locas", que deberíamos disfrazarnos nosotras ya que nos gusta tanto y a los niños dejarlos quietos. También suele "reirse" de mi porque guardo los "disfraces" que le hacen en la guarde con bolsas de basura y cartulina...Soy incapaz de deshacerme de eso, no lo puedo evitar...Según él todo lo que toca la niña ya es sagrado para mi y no se tira...¡Pues tiene razón!
Recordando la época en la que el carnaval sí lo vivía con ilusión, he hecho un viaje a mi infancia a través de los albumnes familiares de casa de mis padres. Y he podido comprobar, una vez más, el ingenio de mi madre para elaborar disfraces reutilizando una y otra vez la misma prenda o reciclando otras dando como resultado una gran variedad de ideas.

Así, con una chaqueta color tierra que tengamos olvidada en el armario podemos hacer un pintor, añadiéndole boina, paleta y pincel o un detective con patillas, gafas y puro...Y todo esto sin ser un as de costura ni de las manualidades, simplemente usando objetos cotidianos.
Un disfraz de payaso muy resultón, se puede conseguir mezclando ropa de colores vivos; los tirantes y una llamativa pajarita harán el resto...Y sí el pintor nos ayuda pintándole la cara, mucho mejor. 
Este otro payaso, que soy yo misma, es un reciclaje de un disfraz de mis primos al que mi madre le cosió corazones, cuadros y tréboles hechos de retales. Usando la misma pajarita que el pequeño payaso de arriba, un colgante de chupetes que se llevaban en los noventa (¿os acordáis?), unos pantalones de pijama de prestado, al igual que la peluca y el sombrero, y unas "Converse" (ahora tan de moda...¡Lo que son las cosas!) ya tenemos otro payaso. Eso sí, a mi la cara así pintada me recuerda a Jocker y me da miedo.

Encontré muchas fotos y reviví momentos graciosos y divertidos. Al final, me dí cuenta que con un poco de ingenio, objetos cotidianos y reutilizando otros disfraces se puede sacar mucho partido a una tarde de lluvia en casa con niños y en época de carnaval...O al menos, eso hacía mi madre con nosotros.


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