Causa tristeza ver que haya gente ocupándose de lo que uno hace y vomitando tanta maldad, en lugar de dedicarse a lo suyo. Tanto en Twitter como en Facebook tenemos la facultad de librarnos de las personas que nos desagradan bloqueándolas, así no tenemos que vernos obligados a ver lo que publican. De hecho a este sujeto lo bloqueé hace meses para que no sufriera tanto al verme en Twitter, pero hoy encontré un Tweet en mi time line enviado por un usuario con el link dirigido a su blog. Fue así como me enteré.
Algunas de las perlas que extraje de su larguísimo artículo: (Las frases en negritas son obra del autor del artículo en cuestión)“Vaya por delante que no estamos en contra de que los autores o entidades promocionen sus libros en las redes sociales. De hecho, es lo normal, y nosotros también lo hacemos. El problema surge cuando determinados autores, casi siempre “indies” (en la forma de llegar al lector, pero ni de broma en el contenido de sus obras), usan estas plataformas comoescaparate exclusivo e intrusivode sus libros electrónicos.”
“O dicho de otra forma: que Blanca Miosi tuitee sobre sus creaciones nos parece respetable, pero que se retroalimente de hordas de escritores desesperados, endogámicos y monomaniacos(no sabemos si esa monomanía se la induce previamente o viene de serie),para que invadan lastimelinesdel resto de los mortales a cambio de mencionarlos en la suya, ya es pasarse un poco de la raya.”
“Y esto viene a cuento porque ayer mismo nos llegó uno de estos tuits, cuyo contenido rezaba algo así como“descubreaBlancaMiosientalweb contaleslibros”, y nuestra paciencia llegó a su fin. Respondimos a su autor, con ironía, que lo difícil sería no descubrirla cuando las menciones a la susodicha se cuentan por centenas en nuestro perfil y en el de nuestros seguidores, cual infestación de hilillos de chapapote del Prestige."“Pues bien, Blanca Miosi es, supuestamente, una prolífica autora sudamericana, de gran éxito en la plataforma de venta de eBooks de Amazon y otros servicios análogos (hemos dicho servicios, no retretes, entendednos bien), que ha publicado alguna que otra novela en editoriales tradicionales, posee una cándida sonrisa y un tiempo libre que para sí quisiera la cigarra de la fábula de Esopo, y se ha convertido en los últimos años en algo parecido a ungurú de escritores noveles desesperados por ver sus libros publicados, a quienes utiliza a su antojo como vía de promoción.”“Leyendo por encima las sinopsis de sus obras apreciamos asimismo un patrón bien claro: todas ellas pisan sobre seguro y no se mueven ni un ápice de lo comercialmente establecido para así salir bien guapa en la foto de sus tan cacareados best-sellers”.“Vamos, que probablemente los fans de lostop ventas de supermercado estaréis encantados con ella, aunque nosotros jamás compraríamos sus libros porque nos fastidiaría bastante que, después de todo, susburdas técnicas de spamming funcionaran; y porque hay muchas cosas en todo esto que no nos encajan, como, por ejemplo, que con lo caros que están los RT hoy en día la gente se desviva por laudar unos libros del todo intrascendentes, mientras que nadie haga lo propio con, pongamos por caso, Eduardo Mendoza, cuya solidez como escritor está por encima de toda duda.”“Blanca Miosi, sea quien sea, representa todo lo que en Cliffhanger nacimos para combatir: el narcisismo de los artistas autoproclamados; lo mimético de una literatura incapaz de hablar por sí misma; laexcesiva importancia de las campañas de marketing, por cutres que sean;la tendencia a medir el valor de un texto o autor por su número de followers”
Yo me pregunto qué mal podemos hacer los escritores para que personas como estas reaccionen de manera tan furiosa. Este sujeto no solo me tacha de escritora mediocre, oportunista, y de hecho da a entender que no tengo nada más que hacer que estar promocionando mis libros en Internet. Los que realmente me conocen saben que durante las mañanas y parte del día estoy poco en Twitter. En las noches estoy un rato más largo y procuro no olvidar a ningún autor de mi larga lista para promocionarlos, pero no es una obligación que lo hagan conmigo. De hecho hay varios que jamás me mencionan o se limitan a hacer un RT de mis anuncios y yo los sigo promocionando. Pero tampoco lo hago todos los días, pues tengo muchas cosas que hacer.
Investigué un poco y el autor del artículo no tiene nombre, solo usa un alias: Cilffhanger Publishig. Es dueño de una editorial del mismo nombre que ha publicado no sé si con éxito algunos libros, pero como podrán apreciar, hace muchos meses que no se hace presente en Twitter ni en su blog.
Queridos amigos, los que se sientan presionados por mí (si es que alguna vez he ejercido presión sobre alguien) o los que no quieran seguir promocionando mis libros, pueden dejar de hacerlo. Nunca he obligado a nadie ni he solicitado que me promocionen. Ni siquiera acostumbro etiquetar para que retuiteen mis avisos como veo que hacen algunos con demasiada insistencia, Yo hago mi trabajo y dejo que los demás hagan el suyo, porque promocionar es un trabajo, uno más que los escritores independientes hacemos para dar a conocer nuestros libros.
Yo siempre aconsejo que para evitar sentirse agobiados por enormes cantidades de avisos de las mismas personas, deben ampliar sus círculos, a medida que tengan más seguidores o sigan a una diversidad de personas, menos aglomeración de avisos iguales verán en su time line. Así todos tendremos oportunidad de utilizar las redes sociales sin mortificar a los seres delicados. Y para estos existe un botón en Twitter: Bloquear. Así solo verán lo que a ellos les gusta.
¡Hasta la próxima, amigos!