Para algunos, “Jurassic Park” hizo lo mismo que Georges Méliès allá por 1903, expandió los horizontes del cine hasta límites insospechados, hizo posible lo que parecía imposible. Cuando el cine era un arte incipiente, basado en el registro de la realidad, los cortometrajes de Méliès crearon un sentido del espectáculo, de que cualquier mundo que uno deseara crear era posible con una cámara y unos cuantos trucos.
La cinta de Steven Spielberg, que se reestrenada en 3D, consiguió básicamente lo mismo, que una serie de proyectos espectaculares en un momento irrealizables por ser muy caros o por no tener la tecnología adecuada de pronto fueran perfectamente factibles. Porque los dinosaurios de Spielberg se ven y se sienten reales, como si uno los pudiera tocar, como si estuvieran a la vuelta de la esquina. Nunca antes un ser hecho a partir de la computadora se vio tan verdadero, tan atemorizante, tan adecuado al estilo visual de una película sin que nada se sienta forzado.
Peter Jackson asegura que ver “Jurassic Park” le hizo recordar su amor por el cine de aventuras. Sí, quizá ahí nació la adaptación de “El Señor de los Anillos”. George Lucas vio que su empresa había creado dinosaurios impresionantes y se animó a trabajar las precuelas de “Star Wars”. Es más: es probable que sin “Jurassic Park” no hubiera existido “Avatar”, al ser esa la cinta que hizo que James Cameron comenzara a explorar con agresividad el mundo de los efectos especiales.
Y detrás de este prodigio está la figura de Steven Spielberg, quizá el cineasta más influyente de la historia. Debido a ello es admirado por directores tan distintos como Michael Bay y Apichatpong Weerasethakul: Spielberg es alguien que hizo que los sueños de cualquier cineasta sean perfectamente realizables. Con “Jurassic Park”, Spielberg hizo que básicamente todo fuera posible en el cine. Y ese es su gran legado.
Fuente : LA CARTELERA