Un cuento de Halloween: Gatomelón y las granjeras.

Había una vez, en un las afueras de pueblecito olvidado, un gato llamado Gatomelón. Vivía con su dueña Diana en una pequeña granja rodeada de cerezos que cuidaba con esmero y dedicación, como a su gatito, al que le daba todo lo que la pobre granjera podía permitirse.
A un par de kilómetros de distancia había otra granja, ésta rodeada de limoneros y mucho más grande que la de Diana, donde Gatomelón iba a jugar con otros gatos amigos suyos, pero a la dueña no le gustaba, alteraba a las gallinas y a los patos y no le dejaba dormir.
Un día jugando con sus amigos, Gatomelón sufrió un accidente y se golpeó la cabeza con un limón muy gordo. Desde entonces el gatito cambió, cuando Diana le ponía la comida e intentaba acariciarlo, Gatomelón le arañaba y le mordía, provocando el desconcierto de la dulce granjera.
De repente el gato accidentado empezó a visitar con más asiduidad a la otra granjera (de cuyo nombre no puedo acordarme) e intentaba ganarse su simpatía cazando ratones para ella, e incluso le lamió la mano en alguna ocasión, respondiendole ésta a escobazos y patadas. Pero el dolorido gatito no se daba por venido, e insistió e insistió hasta que la granjera lo mató un 31 de Octubre de hace ya muchos años.
Se dice que Gatomelón aparece cada noche de Halloween y que quien se cruza con él sufre aterradoras pesadillas despertando las víctimas medio muertas y llenos de arañazos.
También se dice que Wes Craven se inspiró en Gatomelón para crear el personaje de Freddy Krueger, pero seguramente sólo sean leyendas urbanas...