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Un cuento nórdico

Publicado el 22 noviembre 2012 por Tarrou
Me encanta esa mitología, y he tratado de jugar con ella, cambiando algunas cosas. Espero que os interese, aunque se haga algo largo ;)
La calma había llegado, leve, plácida. Horas de truenos voraces y vientos que lamían la espalda de los montes y las grandes coníferas, una tempestad de agua y fulguraciones que cegaban la vista del mar, habían amainado y convertido en una neblina clara acompañada de una lluvia fina. Todos los niños del clan pensábamos en aquellos que habían partido hacia tierras del sur. Jugábamos e imaginábamos sus gestas y las de los dioses, Thor cabalgando en su carro brillante martilleando el Valhalla y creando esa tempestad en su lucha contra algún gigante de la helada, al que había abatido por fin. La vieja Ungrid, sin embargo, nos oyó y con una mueca que quizá pretendía ser una sonrisa nos dijo: no se trata de un Dios protector. La bestia trata de escapar. Intrigados, preguntamos más.
-Sabéis lo que os hemos contado acerca de la creación, los gigantes y las bestias, su lucha mortal, nuestro padre Odín, cuidador del fresno Ygdrasil donde vivimos. Conocéis la parte luminosa de la divinidad y su fulgor protector, pero ¡ay!, sois muy jóvenes para tratar de comprender la oscuridad que acecha tras cada luz. Por eso preguntamos siempre en todas nuestras sagas "¿Lo entienden ustedes?, ¿Lo comprenden?" Y bien, queridos niños, ¿comprendéis, entendéis? ¿Por qué dragones roen cada día las raíces del fresno? ¿por qué tememos la caída del cielo?.
Éramos valientes, como corresponde a nuestro clan. Sin embargo, la sombre de inquietud dibujada en los labios gastados de una de las ancianas, a la que las demás decían que no nos asustara en un día como aquel, nos perturbaba. Pero queríamos saber, pues nada nos gustaba más que una buena historia, y un gran poeta era tan venerado como un gran guerrero. Así que nos sentamos en círculo, como acostumbrábamos cuando pedíamos saber algo y cerca del fuego empezó la historia.
- Mucho tiempo os hemos contado historias felices de Dioses protectores y hazañas contra el mal acechante en el filo de los días; Odín, Thor, Heimdall, que nos ve ahora mismo y puede oír como crece la hierba, Freya y sus desesperadas lágrimas que fueron la esperanza de los mortales...pero ¿habéis oído hablar del desdichado Balder? - negamos con la cabeza y nuestros ojos pidieron saber más - Era el mejor de todos. Todas las criaturas del bien deseaban su crecimiento y gloria, para que su esplendor trajera la edad de oro. Incluso Hel, diosa de los infiernos, sonreía al mirarlo. Pero un oscuro designio pesaba sobre él. Al nacer, las Nornas, lectoras del destino, sobrecogieron el ánimo de su madre, al anunciar que se cuidara del elemento más débil de toda la naturaleza, que traería su desgracia, y después se hicieron bruma.
Así pues, desde que Balder era un niño inconsciente de la gran sombra que pesaba sobre él, su madre Frigg recorría las estancias de nuestro mundo y los inferiores, haciendo jurar a cada ser que nunca dañaría a Balder. Recorrió el infierno helado y conmovió a los elfos negros y a los árboles de Ulthu, que crecen con la sangre de los nuestros. Cada flor, cada metal, cada montaña juraron proteger siempre a Balder. Los dragones inclinaron su cabeza ante él, los gigantes juraron respetarlo. Criaturas terribles asintieron desde sus lejanas estancias. Cuando Frigg logró su propósito, respiro tranquila. Hubo una celebración, más tarde. En una fiesta de cerveza e hidromiel en honor de Balder los Dioses se reunieron, y el bello joven bueno, inocente e ignorante de la profecía, disfrutaba de las atenciones de todos. Bragi compuso una canción, Skadi le contó sus aventuras en los reinos de los grifos de hielo. Pero nadie era más atento con él que su hermano Loki, tan bello y joven como Balder, e incluso más, con su sonrisa encantadora más jovial que nadie. Pero su corazón había sido podrido de envidia y despecho al ver el destino previsto para Balder, y las atenciones y preocupaciones que su madre le dispensaba. En medio de la fiesta, Loki sugirió cortésmente que podrían festejar el poder de Balder. Los dioses asintieron y colocaron al inocente Balder en el centro de su jardín. Alguien lanzó una piedra, con timidez aún: la piedra se quebró antes de tocar a Balder. Cogieron fuego de una montaña; se derritió antes de asustarlo siquiera. Alguien le atacó con su espada. El acero había jurado no atacar a Balder, y se detuvo firme. Convencieron a Thor de que lanzase su maza con toda su fiera fuerza. La maza se desvió. La fiesta aumentaba entre la diversión de todos, y nadie reía más que Loki. Lanzaron colinas, llamaron dragones, le enviaron conjuros. Nada podía dañar a Balder. Sólo faltaba Loki y le pidieron que lanzara algo para terminar la prueba. Loki se resistía, "es mi hermano". Insistieron. Al fin, Loki accedió, pero como si estuviera avergonzado eligió uno de los elementos más humildes de los bosques. Arrojó su ramita de muérdago. Esa inocente rama se clavó en su corazón de su hermano que suavemente cayo en la suave nieve y expiró. Balder había muerto. El roble en el que vive y de que se nutre había jurado proteger a Balder. Nada había sido preguntado al muérdago.
Terrible fue la conmoción en Asgard. La esperanza había muerto con Balder ¿Lo entendéis, lo comprendéis? Incluso Thor, incluso el poderoso Odín vertieron copiosas lágrimas. Cuando Balder, el más querido, falleció, lo depositaron en su noble barco Hringhorni. La gigante Hyrrokin le prendió fuego a la embarcación y la empujó mar adentro.
Quién cabalga a lo lejos,
en los caballos de Raevil,
surca las altas olas,
la bramante corriente:
los corceles navegantes
húmedos de sudor,
esos, los que apalacan las olas
no soportarán el viento
y el dolor hendirá la noche
Pero todo del dolor por el destino incierto era una pálida estrella en comparación con el fuego candente que atormentaba a Frigg, y su culpa. Bajó al inframundo para ver a su desdichado hijo pero Hel era incapaz de alterar los designios del destino, que prevalece aun sobre las órdenes divinas.¿Lo entendéis, niños? Todas las sabidurías fueron consultadas. Los enanos de la forja ofrecieron una solución: si Frigg conseguía que cada ser derramase una lágrima por Balder, él retornaría del infierno helado de los muertos. Frigg sintió renacer su esperanza, e incluso los enemigos ancestrales de los dioses lloraron al ver su dolor, como la serpiente marina Yormungard. Cada bosque, cada montaña, cada lago lloraron, así como los animales que los habitaban. Cuando pensaba su misión cumplida, supo que una anciana que vivía aislada al este de Midgard, muy lejos de aquí, no había ofrecido su llanto. Se dirigió a ella, pero la anciana tenía el corazón endurecido. "Que me importa tu Balder. Cuatro hijos tenía y tu Thor los mató a todos. No me quedan lágrimas". Frigg suplicó e incluso se arrodilló ante la mujer mortal, pero ésta siguió inflexible. Balder sería el prisionero de Hel. Y Loki, que urdió su desdicha, era esa anciana dispuesta a evitar el bien de los dioses, cuyo rumor creció y llegó hasta los hombres. También los dioses tendrían que morir...
***
Estábamos atónitos, disgustados. No queríamos oir una historia como aquella. Algunos derramaron lágrimas por Balder, como si quiseran ofrendar a Frigg. No lo entendíamos, no lo comprendíamos. ¿Que sería de nosotros si los dioses mueren? ¿Puede Thor ser derrotado en un combate y tras la tormenta, llegar el fin? ¿Que sería de nuestros padres, embarcados inconscientes del peligro que se cierne sobre nuestro mundo? Preguntábamos a la vez, con angustia en el corazón. Las viejas sonreían, nuestras madres nos abrazaron. Ungrid levantó la voz, ¿Cuál es el único miedo de vuestros padres y madres? Entonces, comprendimos. Que el cielo caiga sobre nuestras cabezas. Pensábamos que significaba que no temíamos a nada, y en realidad tememos aquel tiempo en que los gigantes y las bestias se levanten y acaben con nuestros dioses. ¿Cómo será? preguntó la más pequeña de nosotros, ¿lo veremos? Las mujeres más jóvenes la consolaron. No, querida Astrid...eso pasará dentro de mucho.
Sí, dijo Ungrid, y no temáis por lo que las Nornas aún no han advertido. Confiad en vuestro coraje y vivid sin más miedo que aquello que no tiene remedio. Pero sabed que hay tormentas que no reflejan la victoria de Thor sobre algún gigante audaz, sino que hay otras tormentas que reflejan sucesos más oscuros. Y estos rayos que han iluminado hasta el horizonte son los esfuerzos del peor enemigo de los dioses que lucha por liberarse de su cadena. La bestia indomable de dientes como filos sangrientos..el mal. El lobo Fenrir. En la primera lucha entre los dioses y los gigantes fue el aliado más fiero de ellos, y junto al gigante Umer mucha desolación causó. Sus dentelladas semejaban carcajadas malignas, y sus ojos de furia causaban pavor al mismo Thor. Sabeís que nustro dios de la guerra Tyr, tiene una sola mano y que muchas veces el consejo pide prudencia por ello antes de iniciar una campaña. Pues bien, Fenrir arrancó su mano...¿entendéis, comprendéis? Hay que ser firme contra la fiereza, pero también prudente. Tras lograr vencerlo, los dioses apresaron y encadenaron a Fenrir, los enanos se aprestaron a forjar sus cadenas...pero ni siquiera su arte y magia pudieron contenerlo... escapó. Grandes tribulaciones fueron aquellas. Fenrir crecía en tamaño y maldad y arduo fue apresarlo de nuevo. Ahora está encadenado de nuevo, lejos, pero se retuerce confiando en su destino terrible, y se alimenta a dentelladas de la luna, que los dioses reponen para nuestra esperanza. Hace unas horas, oísteis sus cadenas gimiendo y su terrible fortaleza. Esta noche, vereís que ha tragado la luz de la luna con ella, y los caminos son más fríos. Y Heyrdal tendrá que reponerla luego, como siempre, sin cesar en su tarea. Pero llegará el día en que las mandíbulas de Fenrir sean tan fuertes y sus músculos tan tensos que rompan la cadena y entonces sus mandíbulas aprisionarán al sol. Ese será el día en que la batalla final empezará, el Ragnarok...y Fenrir matará a Odín. Durante muchos años habrá oscuridad...pero también está profetizada una nueva era resplandeciente tras ello...pero aquí las Nornas no son claras. La bestia está inquieta hoy. Y Balder no está aquí. Pero no temáis todavía. -Sus labios sonrieron y su mirada era más dulce ahora-. Sólo temed las obras del mal, esos dragones que socavan Ygdrasil y esas semillas que os alejan de vuestros compañeros. Son obra de Loki. Y loki...Loki es el padre de la bestia fiera. Y el padre de cada riña entre iguales, envidias y conjuras. Cuidaos de él. Y confiad en que los Dioses logren contener su fuerza mientras sigamos en Midgard. Ved la noche, niños.- Era oscura y fría, amenazadora, el viento corriendo entre las cabañas semejaba aullidos lejanos. Y la luna era un filo mínimo, tras la furia de la tempestad.
***
Muchos años han pasado de aquello. Aprendí de los druidas, sigue a los dioses, abstente del mal, sé valiente. Crecí, sometí pueblos, arrasé y fui valiente. Pero también escuché la Edda de los bardos,
Tiemblan las cenizas
de Yggdrasil todavía en pie;
gime el viejo árbol,
y el jotun queda libre.
Garm aúlla con fuerza
ante la gruta Gnupa,
rompe sus ataduras
y corre el lobo
y los días sin luna y los sonidos metálidos del viento siento amenazas y advertencias lejanas. Miembro de la raza mortal, ya no cuento con la protección de Balder el hermoso, el resplandeciente. Así que fui, y soy, diestro con mi espada, mas prudente. Y nunca he podido evitar sentir cierta inquietud en los días como hoy, en los que sentado en la proa de mi Drakkar, no puedo ver la luna...
Un cuento nórdico

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