Todo luce normal. Las personas están adentradas en sus asuntos navideños. Nadie se percata de que el mundo se acabó, solo yo.
No llovió fuego, no hubo una ola que acabara con medio planeta, no hubo una invasión extraterrestre, pero si hubo personas que se quitaron la vida creyendo la mentira...
El comercio hace que a las personas se les bloquee la mente y entren en un estado de alarmismo que las lleva a hacer cualquier cosa. Tal es el caso del tipo que en China entró en un colegio e hirió a varios niños, en imitación a lo que pasó en Newtown, porque temía el tan esperado 21 de diciembre.
En fin, todo vuelve a la normalidad, otra vez esperando la próxima fecha del llamado "Fin del mundo".