Vengo a hablaros hoy de algo muy especial, una historia que ha significado y significa muchísimo para mí. Es una historia que me ha marcado durante tres años por diversos motivos.
Uno de esos motivos es porque apareció en mi vida en el momento preciso en que tenía que aparecer, ni antes ni después. Es en ese momento especial en el que la agarras con ganas, con fuerzas, y no la sueltas por nada. Decides quedártela, hacerle un hueco en tu corazón para que no salga de ahí nunca, que se quede a vivir en tu interior. Y es lo que hace a partir de ese momento.
Es esa historia que se ha mantenido ahí, firme, a lo largo del tiempo y de las embestidas de la vida y que, cuando más hundida he estado, ha sido como un flotador al que agarrarme. Mi nexo de unión a la realidad literaria, a muchos libros, a muchas letras.
Ha sido la historia que me ha salvado y ha hecho que continuara, que siguiese adelante.
Es la que hizo posible que diversas semillas de proyectos florecieran en mi mente, poco a poco, y se hiciesen tangibles y reales, que pudiese planificarlos y construirlos despacio, darles forma.
Ha sido y es pura ilusión desde el primer instante, y eso es algo insustituible.
Hoy pongo punto y final a un proceso que comenzó el treinta de noviembre de dos mil nueve (ha llovido un poco, sí).
Hoy pongo punto y final al primer borrador de proyecto*ilusión.
Queda mucho por delante para considerar terminada la historia, pero hoy soy feliz solo con esto.
(Mil gracias a quienes me habéis mantenido a flote estos tres años de escritura. Hoy os dedico la entrada en especial.)
♫ Suena: Whole lotta love - Led Zeppelin