Un día te marchas y desde la ventana se organiza una despedida, fuera en la calle te enfrentas a la soledad sola y a la indiferencia terrible…te extrañas que en esta ciudad nadie te conozca.
Avanzas metros o quizás kilómetros por avenidas vacías, la noche hace que el viaje te parezca más terrible, más tétrico…sólo delante del mundo.
Anciano, mayor sería más fácil, pero no cuando por delante queda tanto tiempo como una eternidad, te sientes nebular, te sientes etéreo, mientras desde la ventana la despedida, toca ya a rebato.
La gente abandona el cortejo y tú te marchas en soledad.
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