Cuando nos cambiamos a vivir en esta casa yo contaba con cinco años a lo mucho y era un niño por demás cuidado y protegido (Cosa que a mi padre no le hacía ninguna gracia, como olvidar las discusiones sostenidas por mis padres por culpa de los cuidados que mi madre me prodigaba. Mi padre solicitando que me dejara salir a la calle a juntarme con los chamacos de la cuadra y mi madre negándose a hacerlo, argumentando que me podía perder o lastimar. A lo que mi padre respondía - Déjalo que se haga hombrecito, chingao. si sigues así me lo vas a volver maricón. No chingues, Rosa).
Tengo grabados en la mente los primeros días en esta colonia y las precauciones de mis padres para conmigo, recuerdo claramente a mi padre haciéndome notar las diferentes referencias (Como si tuviera una premonición) que me harían volver a casa en caso de extravió
- Fíjate hijo, en el tablero ("El tablero" era precisamente un tablero de madera ocupado prácticamente en toda su extensión por fusibles llamados en ese entonces "Tapones" desde donde tomábamos corriente todos los vecinos de la cuadra) Es muy importante que si te llegas a perder sepas decirle a la gente en donde vives y si no te acuerdas de la dirección, siempre podrás decirles lo que hay al derredor de tu casa para que puedan adivinar de dónde eres. ¿Entiendes?
- Si, Pa'.
- Pero no nomas me digas "Si pa'"(Dándome un coscorrón) Fíjate bien, que esto es en serio.
- Si, Pa'
- "Si, pa", "Si, Pa" Chingada madre, contigo, Cabrón. Te estoy diciendo que te fijes. Mira, también esta ese camión de volteo del vecino (Aun no conocíamos a nuestro nuevo vecino pero en realidad era un tipo que a mí me parecía muy simpático y al que la gente llamaba "El Tres Piedras" ya que era una expresión que el usaba para decir que algo estaba poca madre y ese camión era su "modus vivendi") y recuerda, la antena que acabamos de poner. No todas las casas tienen antena en la azotea y la de nosotros tiene hasta un foco, ¿ya viste? (El cambio de casa trae consigo una serie de actividades que pareciera interminable, pero afortunadamente parecía como si todas le tocaran a" la mama" y "al papa" y solo en algunas pudiera participar yo. Una de las que le tocaron "al papa" y que a mí me tuvo muy atento fue la colocación de la antena aérea para el televisor en la cual como toque final mi padre coloco un foco que se encendería todas las noches y que al preguntarle yo por su utilidad, mi padre respondió- Es para que no choque un avión o helicóptero con la antena- mientras cerraba pícaramente un ojo a mi tío chapín.)
Mi madre también tomaba sus precauciones y me repetía una y otra vez el nombre de la calle y número de la casa, para que me los aprendiera de memoria, pero yo a esa edad lo único en que pensaba era en salir a recorrer esas calles nuevas tan misteriosas como apetitosas y muy poca atención prestaba a sus indicaciones.
Y así llego el domingo. "El Domingo" era el día más esperado por mí, puesto que traía consigo el único ingreso monetario del que podía disponer tu servidor, que por cierto también era llamado "El Domingo"- Ya nos vamos a "La Casa, Javier- Decía mi madre, - Que les vaya bien- Contestaba mi padre, y mi madre preguntaba- ¿Ya le diste su "Domingo" al niño?. Era un día bien padre, en el que desde temprano ya estábamos de pie preparándonos para salir. Mientras mi madre y yo, visitábamos a la familia de mi madre en "La Casa", mi padre se iba a visitar a sus cuates y a mi padrino en la Peralvillo ( O eso nos decía) y desde las seis de la mañana todo era actividad febril, se ponía a calentar el agua de un bote con un calentador eléctrico, para bañarnos y mientras tanto se elegía la ropa que usaríamos ese día (Yo siempre me preguntaba ¿por qué causa me vestían justo como yo no quería?) Una vez bañados nos desayunábamos y juntos salíamos a tomar el camión, que nos llevaría hasta "La Candelaria", donde nos dividíamos y -Hasta la tarde, nos vemos en la casa. Cuida bien a Noé y me saludas a Don Gil y a tus hermanas- decía mi padre.
Noe a los cinco años
Aquel domingo, primero que pasábamos en "La Metro" y mientras desayunábamos, por ahí de las siete de la mañana mi padre tuvo la ocurrencia de mandarme a la tiendita - A ver hijo, ve a la tienda y me compras unos cerillos "Torito" y el cambio te lo dejas de domingo (Dándome un peso y sonriendo de manera confiada a mi madre que lucía un tanto apesadumbrada) O¿ crees que te pierdas? ( Dirigiéndose a mí, en aquel tono de "A poco estas tan pendejo? que usaba para hacerme ver que la misión aunque importante ,era muy fácil de realizar) A lo que yo respondí confiado,- Orita los traigo bien rápido, Papito-
-¿Ves? Si m'ijo no es nada pendejo- Dirigiéndose a mi madre y haciéndome sentir el escuintle mas chingon del planeta.
-¿Seguro, Noé?- Pregunto mi madre aun no muy convencida.
- ¡Si!- Respondí (¿Como chingados me iba a desdecir?) Y salí dispuesto a conquistar la cuadra de una vez por todas ( La pinche tiendita estaba en la esquina) Al salir a la calle sentí un jalón de miedo, pero lo controle recordando que ese camino ya lo había recorrido junto a mi padre varias veces, y seguramente ahora vendría escondiéndose tras de mí para que no lo viera( Un par de ocasiones del sábado me había mandado a la tienda y al sentirme temeroso y querer regresar lo descubrí parapetándose en las bardas, mientras vigilaba mis pasos. Esto por supuesto me infundía mucha seguridad y me hacía sentir muy protegido) Confiado seguí mi camino hasta llegar a" La tienda de la güeras" (Un par de jovencitas pelirrojas que eran el sueño de muchos)
Me sentí como si le hubiera ganado la carrera a la luna a los gringos. Compre los cerillos y pedí una bolsista de garbanzos para mí como el vaquero que después de atravesar el desierto pide un whisky y me dispuse a volver a casa.
Al salir de la tienda, me ataco la primer duda, no sabía qué camino tomar, ¿Izquierda, derecha? Pinches calles estaban igualitas y el camión de volteo, pues no estaba en ninguna de las dos y de la antena ni me acorde. El miedo me fue subiendo desde los pies y me dieron ganas de chillar por primera vez en el día, pero ¡oh! vino a mi mente el recuerdo de mi padre escondido en las cercas para cuidarme y la confianza retorno de inmediato y supe que si tomaba el camino correcto, mi padre se sentiría orgulloso y de lo contrario saldría de su escondite para pendejearme y llevarme de vuelta a la casa. Decidí por el de la izquierda y camine con prisa para llegar a casa y al notar que mi padre no aparecía, la certeza de estar en lo correcto me dio ánimos y camine aun mas rápido, camine y camine, tanto que me pareció raro no encontrar la casa aun y mi confusión creció cuando volviendo la cara, vi que todo me parecía muy extraño. A mi mente vinieron las palabras de mi madre-Si algún día te pierdes, no te muevas de donde estas, te sientas y te quedas quietecito. No importa el tiempo que pase, yo iré por ti, pero recuerda ¡No te muevas de ahí! ¡Ahí te quedas!- ¿Te quedas? ¡Te quedas madres! ¿Y los pinches perros? (Yo tenía un verdadero pánico a los perros y los muy jijos de la chingada parecía que adivinaban y el mas pendejo de los perros me la hacía de pedo con decisión) Decidí regresar por mis propios pasos (Consejo este de mi padre- Si algún día te pierdes, no sigas caminando te regresas como llegaste)
hasta la tiendita y ahí esperar a que fueran por mí.
En el camino de regreso, me encontré con un montón de perros que seguían a una perra en brama, ocupaban casi la totalidad de la calle y me vi obligado a atravesar por los baldíos para evitarlos, esto me saco del curso y ya no encontré la tiendita. Mi desesperación crecía a ratos hasta convertirse en pánico, pero continuaba caminando, a ratos avanzaba y otros retrocedía, una desesperación enorme me embargaba y no encontraba forma de solucionar este problema, me recriminaba a mi mismo el no haber hecho caso de los consejos de mi madre y esperar en un punto fijo a que llegaran por mí y me preguntaba si todavía estaría a tiempo de hacerlo- Pero si me quedo aquí, ¿Cómo van a saber dónde estoy?- Pensaba y seguía caminando imaginando la cara de felicidad de mis padres al verme llegar a mi sólito y lo que contarían orgullosos a toda la gente. Así fueron transcurriendo el tiempo y la distancia sin que pudiera encontrar el camino a casa, de pronto me pareció reconocer un poco la calle por la que caminaba y poniendo atención fui recordando más y más cosas. Loco de contento eche a correr pensando en llegar a casa , tomar un vaso de agua y acostarme a descansar después de la chinga que seguramente me darían mis padres, pero eso no importaba lo verdaderamente importante era encontrarlos de nuevo. Al llegar a la esquina mi desilusión fue como un golpe al estomago, me tomo tan de sorpresa que hasta el aire perdí, frente a mí se encontraba el mercado al que acompañe a mi madre unos días atrás(Ese día fuimos caminando y a mí me pareció que estaba justo donde se da la vuelta el viento, era de veras lejísimos) Sintiendo la falta de aire, intente recobrarlo y al lograrlo también lance un chillido que se oyó en toda la zona, mucha gente volteo a mirarme, pero nadie me preguntaba que tenía solo una bolita de chamacos se acerco y me quisieron consolar- ¿Por qué chillas, chavo?- dijo el que parecía el líder. Un chavo como de once años con cara de vaguito y cicatrices de viruela
-Es que no encuentro a mi mama-Respondí, un poco desconfiado todavía (Los pinches robachicos no se andaban con mamadas y estos chavos bien podían trabajar para ellos y si se enteraban que estaba perdido iba a valer pa' pura madre)
-¿Pos donde esta? (Desde entonces odio esas pinches preguntitas pendejas ¿Donde lo perdiste? ¿Pos donde lo dejaste?)
Después de pensar un poco decidí mentir-Fue a las tortillas-
-Vamos a llevarlo a las tortillerías,- Decidieron y allá vamos de tortillería en tortillería preguntando -¿ No ha visto a la mama de este niño?
-¿Pos cómo es?
-¿Como es, tu?
-Pos es gordita y chinita y morenita- Decía yo
- Uuuuy pos así hay muchas-Respondió la tortillera, viendo hacia la fila y todo mundo a reír
-Entonces no?- Pregunto el vaguito
-No m'hijo, ahí échenle un ojo a la cola a ver si'sta si no, pos no (Otra enorme joya de sabiduría, expresada solo para mí)
-Pos vamos a la otra- y allá vamos y mientras tanto lanzábamos piedras a los enormes charcos, para ver quien hacia los mejores patitos( Si lanzas una piedra plana y delgada con la suficiente fuerza rebotara en el agua varias veces antes de hundirse. A cada rebote le llamábamos patito) y mientras ellos hacían gala de su capacidad yo hacía gala de mi ineptitud y todos nos botábamos de la risa y seguíamos avanzando en busca de tortillerías. Una vez que recorrimos varias tortillerías y no encontramos a mi madre, varios de ellos empezaron a protestar y a negarse a seguir caminando y cuando el interés ( Ellos esperaban una recompensa por llevarme con mi madre) dio paso al desanimo empezaron las preguntas que ya no supe contestar y entre llantos les explique que estaba perdido y no encontraba mi casa, para mi sorpresa se molestaron tanto que me corretearon a pedradas y tome una calle amplia que después cambie por callejuelas al encontrarme con mas perros, para estas horas yo me sentía exhausto y hambriento pero algo me decía que si despachaba mi bolsita de garbanzos, después no tendría que comer y retrasaba la hora de comérmelos. así continué lo que quedaba de tarde, entre brincar charcos y eludir perros me fui perdiendo cada vez más, el desazón y la preocupación por mis padres me tenían completamente invadido, a mi mente acudían muchos desenlaces felices a mi problema pero solo me consolaban momentáneamente, sabía muy bien que ni Kaliman ,ni Batman o Superman vendrían en mi ayuda (Si así fuera, hubieran llegado más temprano los muy ojetes) y contenía mi llanto con mucho esfuerzo para evitar que me fueran a detectar "Los Robachicos" que nunca descansaban de "Robarse a los niños chiquitos pa' ponerlos a pedir limosna". De pronto todo cambio, el paisaje de las calles se lleno de postes de luz tirados a la orilla de las calles y agujeros a un lado de cada poste esperaban a su próximo ocupante, la luz de la tarde empezaba a remitir y las sombras llegaban poco a poco para adueñarse de todo. Cansancio, Sed, Hambre y Miedo me abrumaron y me impidieron seguir avanzando, decidí comer mi bolsita de garbanzos y sentándome en uno de los postes procedí a abrirla mientras observaba como para los demás este era un día tan normal como cualquiera (Como chingados era posible si yo ¡Yo! Noé, el niño más bonito y obediente, me había perdido. ¿Cómo podían verme de lejos y llamar a sus hijos para que ya se metieran sin siquiera preguntarse qué está haciendo ese niño ahí sólito? ¡Que poca madre!) Mientras ponía un garbanzo en mi boca, decidí que primero los chuparía antes de comerlos para que me duraran más y solo comería de uno en uno. Las sombras avanzaron más veloces de lo que yo había calculado y decidí seguir caminando, las calles no tenían alumbrado público y las luces procedentes del interior de las casas eran luces tristes, amarillas, mortecinas y a duras penas lograban atravesar un poco esa masa de oscuridad que me envolvía y que casi podía sentir y tocar. Mi llanto broto incontrolable, no había manera de contenerlo más y junto al llanto llego el recuerdo de aquella plegaria y la voz de mi madre pareció surgir desde lo más profundo de mi mente- Vente m'hijo vamos a rezarle a tu ángel de la guarda.
Ángel santo de mi guarda
de mi dulce compañía...........
_.....No me desampares ni de noche
ni de día, porque si me dejaras me perdería
El escuchar esa oración en mis propias palabras, oración a la que tantas veces me había resistido (¿Por qué no nomas me dejan dormirme y ya?¿ Pa' que tengo que rezar?) desato en mi un llanto aun más fuerte y ya no me resistí, llore, chille, grite y berree, ( Total pinches robachicos que vayan y chinguen a su madre) el sonido parecía arrastrar todo mi sufrir con él , la desesperanza que fui almacenando durante todo el día, parecía hacerse escuchar y yo no podía contener mi llanto. Al pasar junto a una casa en la que se escuchaba sonar un radio, me recordó mi propio hogar y me sentí aun mas infeliz, pero al notar movimiento en el interior, sentí al mismo tiempo alarma y esperanza y cuando ese hombre apareció en la puerta y me pregunto:
- ¿Qué te pasa niño?- Mi alarma fue más fuerte y salí corriendo como loco, escuche los pasos acercarse a mi mientras el hombre insistía.- No corras , no te voy a hacer nada ¿Que tienes?- Al alcanzarme ya no tuve fuerza para resistirme y necesitaba urgentemente de alguien, así que decidí contarle mi pena, y al terminar de escucharme, pregunto
-Y ¿dónde vives?- (Que poca madre ¿No me estás oyendo que estoy perdido?) Quise recordar la dirección de la casa y dársela pero la había olvidado y me sentí el peor de los pendejos de este mundo, en ese momento recordé las instrucciones de mi padre y llorando recite:
- Mi casa está en donde hay unos tableros con muchos tapones
-¿La metropolitana? ¿Vives en la metropolitana?
¡A huevo!¡ A huevo! Este cuate es un chingon.
- ¡Sí! ¡Así se llama donde vivo! ya me acorde
- Muy bien pues vamos caminando en lo que te acuerdas de más cosas, ¿Que mas recuerdas? ¿Sabes cómo se llama tu calle?
- No me acuerdo (Queriendo llorar)
- No te preocupes (Tranquilizándome) ¿ De qué más te acuerdas?
- Junto a mi casa hay un camión de volteo grandote
-¿Y que mas?
- En mi techo tenemos una antena de televisión....
- ¿Si?
- .....Y la antena tiene un foco, para que no vaya a chocar un avión con ella.
Su risa broto espontanea y tranquilizadora. Nadie en este mundo con esa risa podría ser un robachicos. Este cuate seguro era un señor bueno como mi papa y mis tíos.
-¿así que tu antena esta segura contra aviones?
- Si ¿Sabes donde esta mi casa?
¿Ves esa estrella?
- ¿Cual?
-Esa la luminosa
- Si. Si la veo
- Bueno pues abajo de esa estrella esta tu casa
- Oooooorale........
Y mientras caminábamos y él me platicaba muchas cosas que ya no recuerdo pero que me hacían reír, yo no dejaba de observar aquella estrella y cuando al llegar a una esquina y ver la llave de agua recordé ese detalle y se lo comunique. Me pregunto
-¿Reconoces tu casa?- observe y vi la antena a media calle y estuve seguro de una cosa, la estrella era el foco de mi antena. Las lagrimas volvieron a brotar a raudales, pero estas eran lagrimas de felicidad y desahogo. Entonces supe que él era mi ángel de la guarda y le pregunte, nomas por no dejar-¿Tu eres el ángel de la guarda verdad?- Su risa fue aun más fuerte y más hermosa. La risa mas "sabrosa" que haya escuchado nunca. Me revolvió el pelo y sin contestar llamo a gritos- ¡Buenas nocheeeeeeees! ¡Buenas nocheeees! ¿Estás seguro que esta es tu casa?
Antes de poder contestarle de mi casa salió una vecina y al verme exclamo-¡Gracias a Dios! ¡Bendito sea Dios! ¿Donde lo encontró, joven? pásele orita no están sus papas porque lo andan buscando, pero se dan sus vueltas a cada rato, ya no han de tardar. Espérese y orita le dan algo. Déjeme acostarlo ¿eh? oritita salgo-
Lo vi recargarse en el lavadero y sonreírme. La vecina me llevo adentro y me preparo la cama, se sentía fresca y blanda más rica que nunca antes. Me dijo- espérame aquí voy a ofrecerle aunque sea un vaso de agua al joven que te trajo y salió dejándome acostado. Mis músculos parecían estar desenrollándose y sentía unas punzadas que me recorrían las piernas, comencé a sentir miedo por esto que nunca antes había sentido,, cuando escuche a la vecina decir- No está, ya se fue, cuando salí ya no había nadie y me fije en la calle pero tampoco estaba.
Cuando mis padres llegaron me encontraron despierto (A mí el cansancio no me deja dormir. Chistoso ¿No?) Y me llenaron de besos y caricias para en seguida llenarme de preguntas y cuando les conté del ”Señor Bueno" que me llevo a la casa, mi madre enseguida exclamo- Tu ángel de la guarda, era tu ángel de la guarda- lo que vino a reafirmar mi primer impresión y aunque mi padre y seguramente tu, no lo crean, ese cuate era mi ángel de la guarda. Chin de madre que si.