Un encuentro fortuito.
Publicado el 29 julio 2011 por Eternalolita
El sábado por la noche le vi, estábamos en la terraza del único pub del pueblo, hacía casi un año que no nos encontrábamos. Estaba cambiado, rejuvenecido, supongo que porque estaba acompañado por sus amigos de la universidad, Tony y Gustavo. Primero saludó a Verónica, después se giró y se paró mirándome de frente, sonrió abiertamente y soltó un "Hola" cantarín. No me dio tiempo a pensar, mi sonrisa fue instantánea y correspondí al saludo. Se sentaron en una mesa enfrente de nosotras. Mis tripas estaban revueltas, temblaba y mi corazón luchaba por no salirse de mi pecho. No podía parar de fumar, y mi mirada se desviaba continuamente hacía ellos. Verónica me preguntó si me encontraba bien, me dijo que podíamos irnos si quería, que no le importaba. Yo lo último que quería era marcharme, disfrutaba teniéndolo relativamente cerca y pudiendo ver como gesticulaba al hablar, como se quitaba las gafas y se restregaba los ojos, como tantas veces le había visto hacer. La única razón por la que me había decidido a salir, a ponerme esa minifalda negra y ese top súper ajustados, a soltarme la melena rubia hasta la cintura y a maquillarme como una loba discotequera, era la posibilidad de verle. Gustavo no podía dejar de mirarme, supongo que estaban hablando de mí, o al menos eso me hacía ilusión pensar. Al par de horas entraron al pub, tuve que controlarme para no correr tras ellos. Pasado un tiempo prudencial, decimos entrar nosotras. Fuimos directas al baño, no necesité mirar hacia ellos para saber que sus ojos estaban clavados en mi. Me miré en el espejo, me encontré bonita, y sexy. Satisfechas, salimos. Nos situamos junto a la cabina del DJ. Estaban justo enfrente de nosotras. Tuve que darles la espalda, era incapaz de bailar siendo consciente de sus miradas. "Ayer la vi, bailando por ahí..." Empezó a cantar Juan Magan. No pude evitar sentirmeidentificada, soñando y deseando que el sintiera lo mismo. Mi cuerpo se movía rítmicamente, disfrutaba sabiéndome sensual, despertando el interés de los hombres, aunque el único que me importaba realmente era él. Deseaba acercarmea él, me moría por abrazarle y llenar mis pulmones de ese olor tan característico, tan familiar, Must de Cartier mezclado con su propio aroma. Pero sabía que él no me recibiría con el mismo entusiasmo, aunque Catherine le hubiera dejado, el seguía completamente enamorado de ella, tanto como yo de él.