Qué pena cuando alguien que te importa te pide un favor, y lo haces mal. Pueden agregarse variables para que la situación sea más incómoda: que casi nunca te pide un favor, que es un favor que cualquiera podría haber hecho, que realmente le era necesario, que realmente querías hacerlo, etc. Algunas personas sienten culpa; yo no porque soy autoindulgente con casi todo. Tampoco es que me preocupe "quedar mal". La pena está en lo que la persona -que me importa- dejó de recibir. Al fin, lo mal-hecho, hecho está. Pero qué pena.
Silvia Parque