Para el que no conozca la Sierra de Aracena, os diré que es uno de los atractivos de la provincia de Huelva. Dio la casualidad de que, sin saberlo nosotros, eran las fiestas en varios pueblos de la zona. Así que tras cenar en una plaza de Aracena, nos encontramos de golpe y porrazo en medio de una charanga callejera y un pasacalles de gigantes y cabezudos. Leia estaba dormida, pero os podéis imaginar cómo lo flipó el pequeño Luke. Más pequeño aún entre tanto 'gigante'. Íbamos casi arrastrados por el niño detrás de la charanga. Para la próxima ocasión visitaremos la Gruta de Las Maravillas.
Este fin de semana pasado, casi de forma improvisada, nos escapamos a la sierra. Buscando algo de fresco, y huyendo de la ciudad y de la playa, nos montamos en el coche (de sustitución, el nuestro está en chapa y pintura tras un pequeño incidente circulatorio sin mayores consecuencias) para despedir casi oficialmente el verano. Los peques han tenido tiempo de tener nuevas experiencias, y ver cosas que en la ciudad es más complicado. Lo pasaron pipa en la bañera-piscina del hotel, jugaron con los gatos ("Ato! Ato! Ato!!!") del lugar, hicieron su primer sendero entre castaños, dieron de comer galletas a las gallinas, charlaron ("Beeee! Beeeeeee!!!") con las cabras de una granja cercana. No se han aburrido.
Para el que no conozca la Sierra de Aracena, os diré que es uno de los atractivos de la provincia de Huelva. Dio la casualidad de que, sin saberlo nosotros, eran las fiestas en varios pueblos de la zona. Así que tras cenar en una plaza de Aracena, nos encontramos de golpe y porrazo en medio de una charanga callejera y un pasacalles de gigantes y cabezudos. Leia estaba dormida, pero os podéis imaginar cómo lo flipó el pequeño Luke. Más pequeño aún entre tanto 'gigante'. Íbamos casi arrastrados por el niño detrás de la charanga. Para la próxima ocasión visitaremos la Gruta de Las Maravillas. El caso es que como fin de fiesta veraniega, ha sido agotador. Los peques están incansables, activos todo el tiempo, pero además no acaban de pasar las noches tranquilas. Ya sea por la novedad dormir en camas o en sitios distintos, por el calor, o porque aún están echando dientes, no dormimos ni cómo ni tanto como quisiéramos. Con veinte meses y pico, y nos tienen agotados. Miedo me da, ahora que la mamá está a punto de empezar el curso y volvemos a los horarios 'normales', y me vea de nuevo solo ante el peligro todas las mañanas.
Para el que no conozca la Sierra de Aracena, os diré que es uno de los atractivos de la provincia de Huelva. Dio la casualidad de que, sin saberlo nosotros, eran las fiestas en varios pueblos de la zona. Así que tras cenar en una plaza de Aracena, nos encontramos de golpe y porrazo en medio de una charanga callejera y un pasacalles de gigantes y cabezudos. Leia estaba dormida, pero os podéis imaginar cómo lo flipó el pequeño Luke. Más pequeño aún entre tanto 'gigante'. Íbamos casi arrastrados por el niño detrás de la charanga. Para la próxima ocasión visitaremos la Gruta de Las Maravillas.
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