A mediados de 2008 el MWh fotovoltaico se pagaba en España a 440 €, y hoy se barajan tarifas reguladas entorno a los 142 €/MWh. Entonces, ¿por qué se fustiga una tecnología que en plena curva de aprendizaje se estima que puede haber reducido sus costes a la tercera parte en 2 años? El Ministerio de Industria se empecina en paralizar este mercado con amenazas de modificaciones legislativas con efectos retroactivos generando una incertidumbre muy dañina para los intereses generales del país. ¿Qué motivos pueden llevar a la destrucción de un liderazgo mundial que tanto esfuerzo ha costado conseguir? Pues muy sencillo: la Energía Solar Fotovoltaica es peligrosa. Peligrosísima.
Una de las principales características de la Energía Solar Fotovoltaica es su capacidad de democratización de la generación eléctrica debido a su modularidad. Cuando se alcance la ansiada paridad de red (grid parity), que veremos mucho antes de lo previsto inicialmente, cualquier usuario tendrá la opción de generarse su propia energía eléctrica dejando de depender de los caprichos de las grandes compañías. Y esto, como no podía ser de otra manera, conlleva unos riesgos elevadísimos para los intereses de estas empresas y los gobiernos que las amparan.
El futuro de la situación energética mundial pinta más oscuro que el color del crudo. Actualmente dependemos en exceso de los combustibles fósiles provenientes de Rusia, Oriente Medio, Irán, Venezuela, Libia, Argelia, Nigeria, Bolivia… además de Estados Unidos y Noruega. Al margen de estos dos últimos países, el resto ya se ha percatado de la tremenda fuerza que tienen y que están empezando a ejercer sobre occidente.
Rusia ha demostrado sobradamente su poder cortando el suministro de Gas Natural a Europa escudándose en renegociaciones de acuerdos pactados con Ucrania y Bielorrusia, liderando además la creación del cartel FPEG (Foro de Países Exportadores de Gas), un fortísimo lobby que influencia el mercado mundial. El Ministro de Petróleo de Arabia Saudí declaró que el crudo es un producto escaso y muy preciado, y debería venderse en botes de colonia en las farmacias a $100 la unidad. Argelia incrementa de forma unilateral y sin previo aviso el precio de la materia prima que nos vende, Irán ejerce su fuerza haciendo caso omiso de las amenazas internacionales contra su plan nuclear sabiéndolas de difícil cumplimiento. ¿Y qué decir de Venezuela, Libia, Nigeria…?
En su programa electoral, el Presidente Barack Obama incluyó un importante desarrollo de las Energías Renovables en Estados Unidos, pero poco tardó en permitir nuevas extracciones de petróleo y gas en ultramar en la Costa Este y el Golfo de Méjico, además del norte de Alaska, acompañando esta decisión con préstamos estatales para “financiar instalaciones nucleares limpias y seguras”. El Presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, otro firme defensor de las energías alternativas limpias, también está tomando decisiones a todas luces contradictorias. Resulta innegable que los riesgos que acarrea la dependencia de los combustibles fósiles son insostenibles, y no sólo desde el punto de vista medioambiental, y las únicas vías comercialmente demostradas a día de hoy son las de las Energías Renovables y la Nuclear.
Puede resultar sorprendente que de la noche a la mañana la opinión pública, ferviente opositora de la Energía Nuclear debido a la terrorífica experiencia desatada en la ciudad ucraniana de Chernobyl, exija ahora a sus dirigentes un urgentísimo plan de desarrollo convencida ahora de sus “enormes beneficios” abanderados por el supuesto bajo coste de la electricidad que genera. Los argumentos esgrimidos a favor pueden discutirse, pero es irrefutable que las gigantescas necesidades de inversión suponen una barrera determinante de entrada en este mercado, permitiendo la admisión sólo de las grandísimas corporaciones. El acceso a la energía es una necesidad primaria, y perder el control que se ejerce sobre el pueblo es un lujo inabordable. El lobby energético ha hecho una magnífica campaña de comunicación basada en la tergiversación de verdades y la comunicación torticera de noticias, y está logrando su objetivo.
El mundo se torna nuclear, y esto obedece a una decisión geopolítica multinacional adoptada por occidente para tomar el dominio energético sin descuidar el control de la población. Esta determinación es enormemente controvertida y genera opiniones muy enfrentadas, pero sin ánimo de entrar en el debate sobre su idoneidad, es indudable que una central atómica tarda más de 10 años en entrar en funcionamiento, y un programa de implantación efectivo puede prolongarse durante más de 40 años. Y los países proveedores de crudo no van a permitir fácilmente ver cómo se esfuma su sustento
En el actual entorno de crisis económica, la reducción de la demanda ha propiciado un descenso de los precios del crudo, y una pérdida de la fuerza de las naciones suministradoras que viven de nuestras necesidades. Pero tarde o temprano alcanzaremos el punto de inflexión, momento en el cual empezaremos a comprobar cuán frágiles somos en manos de gobiernos que tienen claras sus posiciones de presión. Nos enfrentamos a un futuro oscuro, con elevados riesgos de cortes de un suministro energético que es imprescindible para nuestro desarrollo social y económico. Nos van a enseñar a palos el valor que realmente tiene la energía. Las crisis del petróleo de los años 70 fue una oportunidad perdida que habría evitado esta coyuntura. No recaigamos en los errores del pasado, convirtamos los problemas en oportunidades de mejora, que aunque llegamos tarde, no todo está perdido.
¿Qué podemos hacer nosotros, usuarios y consumidores, para mitigar los efectos de lo que a todas luces se nos avecina? En nuestra mano está actuar sobre cuatro frentes tanto en la vida cotidiana como la laboral: ahorro y eficiencia energética, restricción de la dependencia de energías fósiles primarias, reducción de la subordinación a la energía eléctrica proveniente de la red de distribución y comercialización, y exigencia a los gobiernos para que no descuiden la aplicación de medidas paliativas.
Nos hemos acomodado en el derroche porque la energía era abundante y barata, pero esto tiene necesariamente que cambiar. Hay muchas decisiones que podemos adoptar en viviendas, empresas y transporte. Se trata de un cambio de mentalidad que en absoluto tiene por qué estar reñido con la calidad de vida. “La energía más barata es la que no se consume” puede parecer un cliché, pero es una afirmación irrefutable y de aplicación en nuestros hogares, lugares de trabajo, desplazamientos…
Disponemos de sistemas de calefacción y agua caliente que utilizan combustibles contaminantes como el gas natural, el propano, el butano, el gasoil, el carbón, etc. No obstante existe ya una amplia gama de alternativas muy eficientes económica y energéticamente como las calderas de pellets de biomasa, la energía solar térmica, u otros basados en las leyes de la termodinámica enunciadas por el físico francés Nicolas Léonard Sadi Carnot a principio del siglo XIX. La geotermia, la aerotermia o la solar termodinámica por poner unos ejemplos, son además opciones reversibles que permiten refrigerar en verano (aire acondicionado) cubriendo las necesidades que se presentan a lo largo de todo el año.
En cuanto al transporte privado, arranca con fuerza la implantación del coche eléctrico, medida que además facilita la gestión e implantación de fuentes de energía de origen renovable en un sistema eléctrico que no almacena la energía y que se rige por el método “just in time”, requiriendo la producción en cada momento de la electricidad demandada. Cambiar el parque móvil conlleva renovar las infraestructuras, algo en lo que se está trabajando actualmente. Mientras tanto, disponemos ya en muchas gasolineras de carburantes sustitutivos para los actuales motores de combustión, biodiesel para los vehículos de gasoil y bioetanol para los de gasolina.
Pero finalmente, por muchas medidas que adoptemos, seguiremos dependiendo en mayor o menor medida de la electricidad. Y es precisamente en este punto donde entra en juego el rol de la energía solar fotovoltaica. En España, como en muchos otros países, se incentiva la producción eléctrica con esta tecnología con tarifas de venta a la producción reguladas e incentivos fiscales para desarrollar un mercado que acabe siendo competitivo por sí solo. Hasta ahora, un generador fotovoltaico suponía una alternativa de inversión, pero sus bondades van más allá. En caso de previsibles cortes o problemas con el suministro, una pequeña modificación de la central solar basada en la incorporación de un acumulador de electricidad, unas baterías, nos permitirá de una manera muy rápida, sencilla y eficaz dejar de depender de la red eléctrica y de los comercializadores. Semejante medida unida a la expuesta anteriormente nos preparará para poder llegar a ser plenamente autosuficientes
Pero llevar a cabo todo esto es extremadamente complicado sin una clara predisposición de los gobiernos, sin una apuesta real y práctica sin fisuras. Las incertidumbres que se están generando en España en el mercado fotovoltaico contradicen frontalmente las exigencias de la Unión Europea y las políticas emprendidas por todos sus países miembros. Debemos reflejar nuestro descontento, y exigir a nuestros gobernantes la enorme responsabilidad que pesa sobre sus hombros
No se trata de amedrentar con visiones apocalípticas, sino de prevenir sobre acontecimientos que tienen una alta probabilidad de suceder puesto que todavía estamos a tiempo de atenuar sus perniciosos impactos. Nuestro bienestar y competitividad no deben sufrir una situación de jaque, debemos mover ficha para articular la defensa de nuestro rey.
Un futuro del color del petróleo escrita en Jumanji Solar el 24-09-2010 por Jumanji.
Categoría: Ahorrar en casa, Ahorro y Eficiencia, Combustibles Fósiles, Energía, Energía Nuclear, Energía Solar, Fotovoltaica: Integración/Cubiertas, Transporte
Etiquetas: climatización, Energía Solar Térmica, grid parity, retroactividad
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