Guille es un niño introvertido con una sonrisa permanente, y es un lector empedernido con mucha imaginación. Solo tiene una amiga. Hasta aquí, todo en orden. Pero tras esta máscara de tranquilidad se esconde un mundo fragilísimo, como un castillo de cartas, con un misterio por resolver.
El rompecabezas lo configuran un padre en crisis, una madre ausente, una profesora intrigada y una psicóloga que intenta armar el puzle que está en el fondo. Una novela coral que respira sentimiento, ternura, vacíos, palabras no pronunciadas y un misterio sobrecogedor.
Cuando terminé de leer la novela dije en Goodreads que no tenía palabras, y ahora mismo, cerca de una semana después, estoy igual. Aun así, voy a hacer un esfuerzo para tratar de describir lo que he sentido leyendo esta maravilla de libro. No puedo prometer que vaya a salir nada coherente de esto, lo siento, pero voy a intentarlo.
Cris llevaba mucho tiempo hablándome maravillas de este autor
Y qué alegría haberlo hecho. Guille es, sin duda alguna, uno de los personajes más maravillosos y entrañables que he leído jamás, y eso es decir mucho. Es de esos personajes que realmente hacen que te dé pena cerrar el libro cuando acabas de leerlo, porque sabes que los vas a echar de menos, porque sabes que nunca has leído nada igual. Además, su narración es tan buena que resulta difícil creer que su voz sea obra de un autor y no la haya escrito el propio personaje.
Y es que esa es la magia de Alejandro Palomas: su narración. Un hijo está narrada por varias voces, unas cuantas más de lo habitual, y es sorprendente ver cómo el autor logra manejarlas todas a la perfección, tanto, que como decía antes cuesta creer que no se trate de personas reales. Los personajes de la novela resultan tan cercanos y realistas que casi parecen amigos, y así es como vive el lector la historia: como si te metieras en la cabeza de esos amigos.
No hay mucho más que pueda decir sin estropear la historia, y la gripe tampoco me deja muy lúcido, así que voy a dejarlo aquí. Un hijo me ha hecho reír, sonreír, sufrir, y también llorar, gracias a la magia de sus personajes, la ternura de su narración y el magnífico dominio de las voces de Alejando Palomas. Sin lugar a dudas, una de mis mejores lecturas del año.
Lo mejor: La narración. Lo peor: El precio que tiene para el poco texto que es realmente.Te gustará si... quieres leer un libro muy especial y muy bien escrito.