El Gobierno británico ha destinado un fondo de emergencia de 50.000 libras (unos 60.000 euros) para vigilar en todo momento su evolución y predecir los movimientos del bloque de hielo, que podría alterar seriamente las rutas de navegación en el sur del Atlántico y del Pacífico.Un avión de reconocimiento de la NASA fue el primero en avistar en 2011 la extensísima grieta en el glaciar de Pine Island, que durante los dos últimos años han mantenido en alerta a los científicos.
«El pasado mes de julio descubrimos que la grieta había cumplido su función y que de hecho el gran fragmento de hielo ya se había desprendido», reconoció el investigador Gran Bigg, de la Universidad de Sheffield, en declaraciones a la BBC. «Como era aún invierno en la Antártida, la separación no era visible porque la superficie estaba aún helada».«Pero en los dos últimos días, el gran bloque de hielo se ha desprendido definitivamente y está ya claramente a uno o dos kilómetros del glaciar, con un caudal de agua separando cada vez más las dos masas», agregó el profesor Bigg, que tiene a un equipo completo haciendo el seguimiento e intentando calcular la trayectoria del iceberg. «Normalmente, los icebergs tardan un tiempo en salir la bahía de Pine Island», advierte el científico británico. «Pero una vez lo hacen, pueden ir hacia el este, siguiendo la costa o trazando un círculo hasta llegar a mar abierto en el océano Antártico».Al experto de la Universidad de Sheffield le preocupa que la gran isla de hielo (comparada también por su tamaño con Singapur) siga la trayectoria del último iceberg que se desprendió de este glaciar y acabe enfilando hacia el Cabo de Hornos en Sudamérica.