¿Les ha pasado que en algún punto de su vida llegan a sentirse incomodos con lo que hacen para ganarse la vida? Pues a mi si y no es muy agradable ese sentimiento.
Y por tercera vez en mi vida, volvió ese incomodo invitado, ese que nadie lo llamo, pero por causas ajenas a tu control, llega a la oficina y se instala para hacerte mas tedioso el día y es que no es para menos.
Cuando tienes la responsabilidad de mantener funcionando no uno, si no varios sistemas interconectados para que las actividades diarias del lugar donde trabajas no se vean afectadas, es necesario ir planeando nuevas soluciones de infraestructura, implementarlas según a lo planeado y hacer que funcionen para beneficio de todos. Pero (aquí viene el pero) no siempre es así.
Dependes de la suficiencia de recursos económicos para poder hacer lo que necesitas y regularmente no hay los recursos necesarios para mantener la maquinaria engrasada, alineada y funcionando cual reloj suizo. No, siempre hay un "es mucho dinero", "no hay dinero", "Bájale a tus necesidades", "¿estas seguro?", "¿para que quieres tanto?, etcétera.
Y es en ese momento en que la frustración llega, no toca a la puerta, pero entra a la oficina de todas formas y se instala en el cómodo sillón para las visitas.
Puedes ponerte creativo y presentar soluciones diversas, que no involucren tanta inversión, pero al final de cuentas, se necesita hacer inversión y si se diera el caso, se tienen los recursos para adquirir equipo, infraestructura y lo necesario, pero (si, otro, pero) seguramente no hay autorización para proceder a comprar lo necesario y se pasa el tiempo esperando la autorización necesaria o simplemente no llega y el circulo nunca se abre.
Entonces la frustración da un paso adelante para moverse del como sillón y subirse poco a poco tus hombros.
A pesar de tener ese peso encima, lo he ido sacudiendo poco a poco y sacando adelante algunas situaciones, apagando fuegos recurrentes y en otros casos mas exitosos, mitigando las incidencias de forma permanente.
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Pero lo que mas fuerza le da a la frustración no es lo anteriormente descrito, si no el desinterés que muestran los jefes y los cuestionamientos de las autoridades y de quien tenga en sus manos el poder autorizar los recursos y anuencias necesarias.
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