Ahora, quienquiera que conoció en aquel momento el trabajo de los músicos antes mencionados, dirá que en la lista falta por lo menos un nombre: el del genial francés Jean-Michel Jarre. A él me refiero –ya verán por qué– con el título de esta nota.
El concierto fue un verdadero regalo, no sólo auditivo sino también visual, pero antes de contarles no quiero dejar pasar una anécdota: asistí con mi esposa y ambos llevábamos una botella de agua mineral cada uno al momento de ingresar; entonces la gente de seguridad nos hizo la extraña indicación de que no podíamos entrar a menos que le quitáramos las tapas a las botellas y las desecháramos. Obedecimos, pero me habría dado algo si no hubiera preguntado la razón; una señorita me explicó que era para evitar que la gente tuviera objetos que pudiera lanzar a otros. Total que entramos con nuestras respectivas botellas llenas de agua, pero sin tapa; pensé luego que si establecieran esa restricción entre el público que asiste a algunos espectáculos deportivos de cierto país que yo conozco, sólo como protesta se incrementaría exponencialmente el número de botellas plásticas lanzadas al aire, con el inconveniente adicional de que como no pueden cerrarse, irían regando su contenido en las cabezas de todos.
En Septiembre de 1996 metió la friolera de… ¡3,5 millones de personas! en un concierto en Moscú para celebrar el 850° aniversario de la ciudad, e imagino que para sacarse algo de la frustración de la suspensión del evento de las pirámides mexicanas, el 31 de Diciembre de 1999 realizó en las pirámides de Egipto un espectáculo… ¡de 12 horas! con el cual recibió el nuevo milenio y que llevó como título “Los 12 Sueños del Sol”. ¡Díganme si el tipo no merece ser calificado de excesivo!
En la Caracas de mediados de los 80s, en mi primera época universitaria, me hice amigo de alguien llamado Jesús Enrique Dorta, quien compartía mi gusto por la música electrónica, incluida la de Jean Michel Jarre. En el desarrollo de nuestra amistad dijimos que algún día asistiríamos a uno de sus conciertos; infortunadamente Jesús dejó este mundo antes de lo que hubiéramos querido. Al principio del concierto pensé en el pana; “Oxygene”, sonando en ese instante, ahí, en vivo, diluyó su ausencia.
Gracias por tu música, Jean Michel.
Las fotos que ilustran este artículo fueron tomadas por mí durante el concierto que Jean Michel Jarre dio en el Palais Omnisport de Bercy-Paris, el 25 de Marzo de 2010.
¿Le gustó este artículo? Entonces tal vez también le guste:
LA SINFONÍA MECÁNICA
MÚSICA, SEDUCCIÓN Y DIENTES
STOMP: RITMOS DE CIUDAD
LA SIMÓN BOLÍVAR Y DUDAMEL EN PARÍS