Desde hace un tiempo, cuando me cae la Marimorena, -y más aún si no me la he visto ni venir, y bummm, la muy- me cae sí o sí....
Suelo pararme antes de cruzar el umbral de la casa (y con la buena intención de no pasarles la mala lesche que me han vertido, a los míos) por mi caminito del
" sin pensar", y bajando de ese metro que apesta y en el que todos apretujaítos, y con unos ceños más fruncíos que los faralaes de Triana, ya voy yo pensando mientras en la carita de mi Antoine, mi barman/camarero, el de En attendant
l´or, y ya llego pisando su terracita, - terreno no hostil, y sabe que sólo con mirarme, ya me trae la mantita si hace frío, o su sonrisa cuando sabe que me llueve por dentro... y con su sonrisa, ya se me pasa.
Y me basta con dos cositas: un tequila sencillo con cara de doble y unas buenas sevillanas, que me hacen bailar por los tejaditos grises de este París al que beso en sus atardeceres entre zalamerías, embrujos, y tos los camelos que se me ocurren.
pensando en ti hoy, Tracy. Mis pies y mis caracolillos se fueron pá Cordoba...
Y es que así de hermosa, eres tú... como toíto entero el Guadalquivir, luz de mayo, llevándote el viento al cielo, pa hace(r)/me/no sentir...!!
Y venga, los demás, que no vamo, que nos estamos yendo...