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Un mar de dudas. Ser madre

Publicado el 09 septiembre 2013 por Pepaj @pepajcalero

 

“Una llega a ser madre sin haberse preparado para serlo”

Victoria Camps

 

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Loreto está embarazada de su primer hijo. Se siente perdida ojeando revistas plagadas de consejos y buenas intenciones. Faltan unas semanas para conocer al pequeño Pablo y no para de sudar a pesar del aire acondicionado de la librería. Camina despacio con las manos en la espalda, incómoda, molesta. Junto a las escaleras, un estante con diez títulos sobre madres, crianza, miedos, soluciones… desamparo.

Lo que más le asombra es esa fachada de mamás alegres que aparecen en las cubiertas, todas sonrientes, jóvenes, delgadas, guapas, atractivas. Ojea los libros y siguen y siguen  las fotografías, en color, de madres seguras, felices, niños rollizos y papas entregados. ¡Que escaparate tan irreal!

A pesar de las docenas de páginas de internet que ha consultado, las revistas de bebés que hay en su mesita y los libros prestados, ella se siente pérdida, insegura. Si el exceso de información es dañino para la salud social (Jose Mª Izquierdo) no digamos nada de la salud individual.

Lo cierto es que Loreto  duda entre comprar o salir corriendo para dejar de sentirse rara. No sabe que elegir, no sabe que pensar. Entre tanto llegan las palabras de su marido. Tan asustado como ella, no deja de darle ánimos constantemente. Sonríe. Sigue tu instinto de mujer, tu instinto maternal.  Son las palabras tibias, cariñosas que le lanza cuando la ve rodeada de  revistas. Loreto suspira pensando en él. Hombres. Deja los libros ojeados en la estantería  y se va.

¿Tengo yo instinto maternal? Se pregunta al atravesar la puerta. Recuerda a su compañero entregándole  esas dos palabras, como un salvavidas, a ese mar de dudas y miedos donde navega desde que está embarazada.

Instinto maternal. Para algunos una construcción social, para otros una secuencia comportamental de algunos mamíferos. Una especie de aprendizaje vicario (el que asimilamos por observación) que se aprende en la infancia.

Aunque en esto tengo mis dudas. Hace unos meses una ginecóloga embarazada expresaba su desconcierto porque ella no sentía el instinto maternal. No se veía de madre. Como si la maternidad fuera algo ajeno a su ser. La vi hace unos días, radiante, feliz,  pensando en volver a embarazarse ahora que su hija tiene tres meses. Recuerdo que las madres veteranas le animábamos a preguntarnos, a recabar información de suegra, cuñadas, hermanas, madre y como ella sonreía al decirnos; por supuesto que lo haré. Seguro que os llamo.

Una información masiva es inadecuada. El exceso de consejos abruma y desborda las expectativas de la madre.  Hemos pasado de buscar la ayuda sabia de la experiencia cercana de familiares, vecinas y amigas por montañas de páginas  que en ocasiones desorientan y confunden.

Es como si nos diera vergüenza preguntar, mostrar nuestro desconocimiento o cómo decía una gestante tras animarle a exponer sus dudas, es que son preguntas tontas.

Os animo a valorar el sentido común. Por muchos libros que leáis, decidir con sensatez con esa primera idea que os venga a la cabeza. A mí me vino bien, en su día, aceptar la  humildad de la inexperiencia para preguntar y convivir con las dudas como parte del proceso de ser madre. Si yo os contara… Recordad que todas y todos (hablo de  profesionales) hemos aprendido errando.


Un mar de dudas. Ser madre

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