Hoy, hace un mes, llegó B. En el momento justo, como llega cada niño, aunque nosotros lo vivimos como si se adelantara, porque la esperábamos más o menos para estos días.
Al principio fue miel sobre hojuelas... debería decir Zucaritas con leche helada, porque las hojuelas no me gustan con miel. Con las semanas se acumuló el cansancio, hicieron ruido los pendientes de trabajo, y gracias a Dios, sus pulmones le permitieron llorar mucho más fuerte. Mi idilio paradisíaco terminó. Aparecieron incomodidades del posparto, el subidón de emoción dio paso a una vulnerabilidad del tipo de la de antes de parir, y poco a poco, la problemática de otros asuntos, que se había detenido, se desperezó y volvió a ocupar su lugar.
Hoy inicia una nueva etapa porque puede dejar de considerarse "recién nacida", aunque sigue usando pañales de esa talla. Se fue mi abuela, que estuvo cuidándonos todo este mes.
Estamos de festejo, y en verdad estoy muy agradecida porque ella está bien; pero más que contenta, estoy de ánimo ondulante, pensando en lo que he aprendido y en lo que debo poner en orden en mi vida.
Silvia Parque