Un muchacho

Publicado el 11 junio 2018 por Sylvia
Al inicio de la calle, unos muchachos hablaron cualquier cosa y decidieron que uno de ellos fuera por algo a la tienda. El encomendado corrió con todo la energía del mundo los 50 o 60 metros que lo separaban de su meta; braceó y levantó las rodillas en cada paso, porque puede, porque tiene entre quince y diecisiete años.
Apenas lo vi. No le vi la cara; no me fijé en su ropa; no tenía nada especial. Era un muchacho común, bello como no tiene idea porque su cuerpo es nuevo, porque todo él es nuevo e irradia vida. (Esa belleza tiene que ver con ser un tanto inocente todavía, un poco ingenuo, casi siempre algo soberbio y fundamentalmente bueno).
Todos podemos vivir plenamente, honrar la vida; pero es antes de los veinte cuando el cuerpo tiene la vida bullendo y eso es una maravilla. Ahí está la imagen de la vitalidad generativa.
Hoy, a esa edad en la que se busca guerra, ya descansa en paz un joven de diecinueve que conocí. Lleno de vida y murió. No más nada, para él.
Silvia Parque