Esta mañana, un pajarito disfrazado de señor vestido de mensajero me ha traído un paquete a casa: mi premio por el concurso de For the Cakes.
Todos a una: "ohhh, aahhhhhh!"
Esta preciosa tartera (cakestand para los cosmopolitas anglófilos) es mía, y sólo mía... Mirándola ya me entra hambre.
Los amables pajaritos de For the Cakes me avisaron de que podía aprovechar para comprar otras cosas y recibirlas en el mismo envío, y yo (que tengo menos voluntad que un gato arrebujado junto a la estufa) caí en la tentación.
El kit de la Barbie repostera se va completando poco a poco, y aquí está todo lo que he recibido hoy:
La tartera, y además como autopremio para mí por ser yo, he comprado un molde alto para mis futuras tartas de pisos, un bote de pasta de vainilla de Tahití que huele que alimenta y un delantal. Yo siempre uso el mismo delantal en casa, uno marrón de Ikea al que ya no se le van las manchas, y tenía ganas de tener uno bonito y decente.
En plan para recibir a las visitas a lo Bree Van de Kamp, con el delantal inmaculado y un gintonic en cada mano. Éste es el no va más porque tiene un estampado de amas de casa de los 50: los gintonics los pondré yo.
Quiero agradecer desde aquí a For the Cakes por el regalazo que me han mandado, por la rapidez con la que ha llegado el pedido (2 días) y por lo bonito que venía empaquetado. Cada artículo en una bolsita con pegatinas, más una tarjeta de visita preciosa y un imán para la nevera. Podéis encontrar todas las cosas que yo he comprado en su tienda online, pero cuidado con emocionaros demasiado y gastaros la paga extra...
Tendré que ponerme este fin de semana el delantal, encender el horno (porque va a hacer mal tiempo), poner música decadente y sacar la botella de vermú. Y estrenar la tartera, claro!