No es normal que en un expediente judicial el hombre de leyes haga dibujos para entretenerse o decorar o para hacer la gracia con algún latigazo de tinta tentador para el dibujo. Ni en nuestras épocas ni en otras. En 1762 un escribano de Alcalá de Henares dibujó un pájaro en el comienzo de un pleito que en el que trabajaba.