Horacio dijo en una ocasión: "Una pintura es un poema sin palabras", pero parece ser que esta máxima de este gran poeta y filósofo italiano a quedado en desuso. En la actualidad es más importante la palabra que la obra, el proceso que el resultado y se adorna y justifica con verborrea aquello que debe ser observado únicamente con el sentido de la vista, como si la sola obra artística no fuese suficiente para ser "comprendida" por nuestras emociones. Las emociones no entienden de razonamientos, por eso mismo son emociones, porque brotan de lo más profundo de nuestro corazón sin mediar reflexión alguna.
Si hacemos una comparación con el arte de la música, que nos emociona a través del el sentido del oído, ¿a quién se le ocurriría intentar explicar y justificar la belleza de una obra musical? Estoy seguro que a Wolfgang Amadeus Mozart no se le ocurrió nunca hacer comprender sus sinfonías a través de las palabras, ni a los Beatles pretender que su canción "Yesterday" llegase al público a través de una explicación racional. El espectador, simplemente, recibe los estímulos de una obra de arte, de la cual tiene como es lógico la libertad de mostrar su agrado o desagrado, de disfrutar de ella o de quedarse indiferente, pero nunca el verdadero artista, que ha creado ésta obra, intentará complementar ni añadir a su mensaje, justificaciones para que dicha obra sea mejor comprendida ni valorada. Dejemos a los poetas y a los novelistas el arte de la palabra.
En mi escrito “Galimatías literario del arte actual” podrás encontrar con más profundidad mis reflexiones sobre éste tema.