Un primer amor virginal, no correspondido

Publicado el 15 noviembre 2011 por Internautabipolar

Recuerdo que cuando estaba trabajando en la empresa familiar y ya tenía experiencia en el trato con el público en general y más concretamente con el negocio de la hostelería en particular, me dedicaba a viajar con la furgoneta y con género de panadería-pastelería para hacer clientes.
 

Restaurante / Barbacoa

Entre los clientes que obtuve se encontraba “Juan” el propietario del restaurante-barbacoa“Buenavista” que se dedicaba a servir cenas de fin de semana, además de eventos como bodas, bautizos, comuniones y despedidas de años, así como todo tipo de celebraciones en sus salones acondicionados para la ocasión.

Desde el principio entable con Juan una buena relación cliente/proveedor ya que me solicitaba todo tipo de artículos que ofrecíamos, desde magdalenas y croissants para el desayuno, pasando por bocadillos para los almuerzos y banquetes así como las tartas para las celebraciones.

En una ocasión llegó a comentarme que le hacía falta personal para servir al público y que estaría dispuesto a pagar bien; por mi parte le dije –que yo ya había trabajado varios años en hostelería y conocía el negocio y que podía servirle de ayuda. Me preguntó si aparte de mí conocía a alguien más para desempeñar las funciones de camarero, le dije que conocía dos amigos míos que también tenían experiencia como camareros.

Hablé con ellos y se mostraron encantados por subir al restaurante a trabajar. Así fue como comenzó mi andadura en el restaurante-barbacoa “Buenavista”.

Cocinas_restaurante

Empezamos sirviendo un banquete de Noche-Vieja, recuerdo que habían más de 120 comensales y éramos 10 camareros, luego salíamos a unas 15 personas por camarero. Entrábamos y salíamos de la cocina repletos de platos y mientras ellos disfrutaban y se tomaban las uvas y brindaban con champán nosotros nos preocupábamos que nos les faltase de nada.

Al finalizar la noche y después del baile y el re sopón, sobre las cuatro de la madrugada cenábamos todos los camareros y el personal de cocina. Al final nos acostamos a dormir en el mismo restaurante ya que al día siguiente teníamos las comidas de Año Nuevo y no merecía la pena hacer el viaje al pueblo para al cabo de unas horas regresar para preparar las mesas.

Metre

Por aquel entonces había una camarera que cogió amistad conmigo rápidamente y que se llamaba“Susana”. Ella era una chica no demasiado atractiva, pero muy simpática que desde el primer momento llama la atención y tenía mucha conversación.
Así pues; tomamos buena amistad para más tarde convertirse en un romance.

Roberto que era el amigo mío del pueblo que estuvo recomendado por mi y trabajaba también en el restaurante, tampoco perdió la oportunidad y se lió con la amiga que era 8 años mayor que él.
Una noche que teníamos libre quedamos los cuatro en salir a cenar a un bar en la capital de la comarca y más tarde nos fuimos a la discoteca.

Lo de Susana era verdadero enamoramiento por mí,me llamaba todos los días por teléfono, me escribía cartas con poemas de amor, me colmaba de regalos. ¡¡ Y besaba ¡! Como besaba la niña…

Enamoramiento

Por mi parte le seguía la corriente aunque en el fondo no estaba ni mucho menos enamorado como ella.

Dejamos de ir con otras parejas comenzamos a salir solos los dos. Cuando íbamos los sábados a la discoteca, siempre acabábamos la noche refugiándonos entre los campos de cultivo, con el coche para hacer el amor. Si el Domingo íbamos al cine procurábamos sentarnos en las últimas filas donde no hubiera público para besarnos y “meternos mano”, todo menos estar pendientes de la película. Al final estábamos tan excitados que terminábamos por salirnos del cine y consumar el acto en el coche.

A Susana nunca la había llevado a mi pueblo a presentarle a mis padres ni mis amigos, siempre quedábamos en su pueblo o en la capital de la comarca y yo me aprovechaba de su estado por mí, aunque yo no sintiera lo mismo, para mí era algo pasajero. Ahora lo pienso y reconozco que ninguna mujer ha hecho tanto por mí, ni me ha amado tanto como lo hizo Susana.

Hasta que un día llegué a la conclusión que habíamos llegado a un punto muerto, ella deseaba formalizar la relación presentándome a su familia y que yo hiciera lo mismo. Entonces me di cuenta que debía cortar con ella.

Rechazo

Y así lo hice, un domingo por la tarde se lo dije sin más, le comenté que no estaba realmente enamorado de ella y que deseaba que cada uno siguiera su camino.

Ahora recapacito y si pudiera retroceder en el tiempo cambiaría muchas cosas o bien no hubiera salido con ella desde el principio o quizás hubiese seguido la relación con ella estando enamorado. ¿Quién sabe? Lo cierto fue que cuando le di la noticia se puso a llorar como una niña y lo pasó muy mal y estuvo con depresión durante una temporada. Y es que ella era muy sensible en los temas del corazón. Y ante los demás yo quedé como el malo de la película. Y reconozco que lo fui y que me aproveché de Susana y le partí el Corazón.

¡Lo siento, lo siento mucho Susana.!