Punzón y silencio
entre corcheas
ahogaban el eco
deshilvanado
que fue tu reflejo
en mi cristal.
Pared y papel
entre telones
cubrían la palabra
espinada
que fue prejuicio
sobre tu piel.
No fuiste luz
ni lámpara.
Codorniz y ala
entre imposibles
batiendo un mañana
artificial
que fue receta
de soledad.
No fuiste maceta
ni planta.
Acorde y cuadro
entre negros pianos
enmudecen el llanto
marmóreo
que fue mi público
entre sábanas.
Ruido rojo
de lágrima profana.
No fuiste destino,
mi Casablanca. Texto : Anónimo
