Biblioteca Nacional S11E02. Un saco de huesos es una novela de Stephen King que pertenece a la etapa de finales de los noventa, lejos del salvajismo y la áspera brutalidad de sus primeros quince años de carrera, también lejos de la solvencia PG-13 que ha caracterizado sus más recientes publicaciones posteriores a 22/11/63. En Un saco de huesos tenemos a un King revisionista, por así decirlo, pero ya hablaremos de ello luego (y si es que puedo explicarme bien en todo caso). Lo que de momento importa es que, observen: un libro de casi 700 páginas dividido en dos tomos. ¿Era necesario? Parece que los amigos de esta editorial así lo pensaron, como si fuera muy difícil sostener un mamotreto. Al menos estaban los dos tomos disponibles, no como con La cúpula, libro del que en la B.N.P.D. encontrarán solamente su segunda parte. Así no tiene gracia, ¿no? Por cierto, primer día del nuevo año. Aunque para mí el año nuevo es una medianoche más y todo esto del calendario no es más que un constructo social y económica que se aprovecha de fenómenos astronómicos (soy muy agradable en las fiestas, como ven), debo decir que me suelo contagiar de esto de las resoluciones y por acá tenemos las mías, que he venido rumiando durante tiempo y como es nuevo año, qué mejor momento para ir cumpliéndolas: leer más poesía, aunque no sabría muy bien cómo comentar poesía (pero lo intentaremos), y desde luego, leer libros en inglés, que hay hartos de esos en Bibliometro. Esperemos que ahora en enero veamos esa clase de novedades...
Si dividimos Un saco de huesos en tres partes bien académicamente diferenciadas, es decir en su inicio, desarrollo y final o tercer acto (clímax incluido), entonces podemos decir que las dos primeras partes son verdaderamente magníficas y magistrales. Son las porciones en las que King se decide rotunda y contundentemente por este giro revisionista del género del terror pero, sobre todo, de su propia obra. Es un soplo de aire fresco narrativo y literario, con una atmósfera mucho más pausada, gótica e intimista y lírica de sus intereses y obsesiones, centrando la deconstrucción y (re)construcción del terror de un modo eminente y puramente atmosférico, sensual, psicológico. Una novela de personajes y sus inciertos mundos internos, partiendo por el protagonista, escrito maravillosamente bien, uno puede palpar su dolor, su vacío, su desesperación, su desamparada confusión vital, esa compleja oquedad alojada en su corazón, una verdadera clase magistral de cómo crear y describir psicológicamente a un personaje; una novela de sensaciones, sentimientos, pensamientos, fascinante en su hermetismo y exquisita ambigüedad, en su conflicto argumental virtualmente inexistente, cuya única llave parece ser la reservada y reconcentrada personalidad de su protagonista, un viudo enterrado y aplastado por un dolor todavía quemante, un luto que aún cuatro años después de la súbita muerte de su esposa sigue recorriendo sus venas como ácido sulfúrico. El protagonista es un escritor de novelas de romance y misterio afectado por un terrible bloqueo escritural, una voraz abulia existencial, una soledad que lo atenaza desde que despierta hasta que se queda dormido, además de ser acechado por vívidas y sugerentes pesadillas en donde se entremezclan sus referentes literarios y ese mencionado dolor post-viudez, los fantasmas de sus sueños, los espectros de su vida feliz esfumada como por encanto. Una novela de fantasmas, sí, pero qué novela de fantasmas: poética, hermosa, sombría, misteriosa... King parece interesado menos en los golpes de efecto propios del género, en lo sobrenatural del caso, que en la dimensión personal y humana del asunto, como jugando con nosotros entre si estamos ante fantasmas de verdad o, por el contrario, ante las puertas de la locura de un hombre que no puede superar aún esa pérdida devastadora e irremplazable, abismante. Novela brumosa, lunar, sobre lo irreconciliable entre el mundo real y ese mundo mental conformado por fantasías, memoria, historias, recuerdos, sombras y luces.La cosa se pone aún más interesante cuando el protagonista, como una manera de enfrentar sus fantasmas, decide viajar a la casa del lago en donde vacacionaba con su esposa (escenario de sus pesadillas, por cierto), ubicada en una comunidad que tiene sus propios problemas, los cuales no tardarán en enredar los pasos del escritor bloqueado, quien decide no hacer la vista gorda y ayudar a una muchachita, madre soltera, a la que su acaudalado suegro, confabulado con los habitantes de dicha cerrada comunidad, le quiere quitar la custodia de su pequeña. King, como si no fuera suficiente con la impresionante calidad de ese terror fantasmal humano y poético, del furtivo monstruo de la soledad que acechante le respira en la nuca, demuestra su inmenso talento para la construcción de personajes y lugares, de conflictos humanos en donde la mezquindad y la miseria viven en perfecta armonía con la falsa amabilidad y supuesta perfección de dichas zonas regidas por sus propias delirantes leyes internas. Complicado como es el caso, quizás sea la solución para los fantasmas del protagonista: nada como un poco de fangoso realismo para espantar los inasibles pesares espirituales. Y he acá que dicha dualidad funciona a la perfección, en perfecto equilibrio alternando esa magistral atmósfera gótica con este costumbrismo sucio e injusto, entre la introspección emocional y psicológica y la mordaz observación cuasi antropológica.Todo lo anterior además está envuelto en una deliciosa y estimulante bruma de recursividad narrativa o literaria, ¿puede que toques meta?, no sabría decirlo pero King nunca deja de sugerir un juego de espejos provocado precisamente por la confusión psicológica de su protagonista, cuyo concepto y percepción de la realidad, dependiendo de su estado emocional, puede entremezclarse de manera sutil y sigilosa como suele pasarle a toda persona que viva con la cabeza en la luna (o en el mundo de las historias leídas y visionadas), algo con lo que, estoy seguro, todos nosotros podemos empatizar en una sonrisa cómplice: ¿Cuántos de ustedes, de nosotros, no ha pensado "oh pero si esto sucede en tal libro o tal película que vi/leí hace tanto tiempo" ante algún suceso de la vida cotidiana? Un "esta persona se parece a tal o cual personaje" cuando vamos conociendo gente nueva en el camino o un "en qué trágico arco argumental me metí ahora por la conchesumadre" cuando no nos gustan nuestras propias decisiones... Por momentos pareciera que no todo es real, o que lo real es una extraña invención, que la vida es ficción y que la ficción es vida, que vida y ficción pertenecen al mismo reino y nuestras vidas pueden ser tan emocionantes y dramáticamente sensacionales como en una película o novela... Es ese el juego de espejos y despistes que King va dejando caer constantemente, por cierto sugerido directamente en el título de la novela y su interesante significado (los sacos de huesos), dándole otra dimensión a una narración de por sí compleja a varios niveles y que podría llegar a ser más de lo que aparenta... Esos coqueteos con lo meta conforman una perfecta tríada dramática que hacían de la lectura de esta novela un auténtico y absoluto placer.Pero todo conflicto debe resolverse y debo decir que no me gusta el cauce que toma King, revolviendo todos los ingredientes en una masa informe pero, aún así, muy solvente y bien escrita, porque es King y King es un gran escritor y aunque argumentalmente los hechos pierdan fuerza y asombro, siguen siendo estremecedores y perturbadores, de repente estarán leyendo escenas sumamente desagradables y casi insoportables de seguir. Lo más decepcionante es que King se olvida del componente revisionista que conducía tan bien los derroteros argumentales de la novela y en su tercer acto hace gala de todos los lugares comunes propios de sus más reconocibles obras, presentados casi de la misma forma que ya le hemos leído antes, a veces incluso con un poco de inesperada e impropia cursilería y sentimentalismo bobalicón. Ya saben: personajes que inevitablemente se enamoran, conflictos e historias que inevitablemente son producto de posesiones de espíritus malvados que actúan en venganza por afrentas pasadas, personajes que pierden su fascinante y desoladora ambigüedad moral y pasan a ser villanos trillados y unidimensionales (los cochinos hillbillies de toda la vida)... King, en mi opinión, se equivoca al "sobrenaturalizar" o "paranormalizar" el conflicto humano de la comunidad (como si el autor fuera incapaz de concebir que la gente de carne y hueso actúa mezquinamente porque son mezquinos consumidos por bajas pasiones mundanas... nooo, tiene que ser algo maligno lo que esté actuando sobre ellos, los pobres campesinos); y también erra el tiro al hacer terrenal y "real" la atmósfera fantasmagórica que acechaba al protagonista, a "sacarla" de su cabeza o de su alma, restándole poder poético y evocador a dichas apariciones y representaciones, banalizándolas incluso en fantasmas típicos, como si el autor no pudiera concebir o aceptar que algunos misterios no necesitan explicaciones, que los misterios de la mente y del alma pueden ser mundos eternos, herméticos, cerrados en sí mismos y ajenos a la realidad tangible. En fin...Que conste: como dije, Un saco de huesos sigue siendo una excelente novela, superior a otras varias de la obra de King, pero es terriblemente decepcionante el giro que toma en su tercer acto porque tira por la borda todo el maravilloso mundo poético, aterrador y literario que había propuesto en su inicio y desarrollo, reduciéndolo al enésimo enfrentamiento entre hombre y espíritus malvados corporeizados en campesinos ignorantes, sumado a la típica escena final en donde dos personajes se explican qué pasó a modo de explicación para el lector. Al final, resulta que eso de los sacos de huesos era más literal que poético, vaya decepción...
Como son dos libros en uno entonces son dos fichas bibliográficas, y uno pensaría que ambas fichas tendrían la misma cantidad de préstamos/devoluciones, sin embargo, como podemos ver, el primer tomo tiene más préstamos que el segundo, lo que quiere decir que varias personas no terminaron de leer la segunda mitad de la novela. ¿Por qué será? El primer tomo fue pedido en ocho ocasiones, mientras que el segundo solamente cuatro. La mitad de los primeros lectores no quiso leer la segunda mitad de la novela. Tal parece que, de la izquierda, solamente los lectores segundo, quinto, sexto y octavo (yo) terminaron de leerlo todo. Incluso hay un tipo del 2023, el único de estos nuevos locos años veinte aparte de mí, que lo dejó ahí a medias. En fin, quién entiende a la gente.