viví la infancia sin haber hallado
respuestas a los sueños que tenía
y al pasar la edad ya no creía
si eran sueños o todo imaginado
de adolescente sin nada heredado
del mundo y de sus viejos rehuía;
en otros sueños gaste cada día
y en un segundo había madurado
para el sacrificio hora temprana
para el goce demasiado tarde,
y como una iglesia sin su campana
o como un guerrero vuelto cobarde
me vi yendo a la hoguera que arde
y mi vida se quedó atrás, lejana...