Enamorada, feliz y atajando un par de lagrimas.
Así estaba yo esta madrugada cuando empezaban a pasar los créditos de “Submarine”.
Esta película, que fue escrita y dirigida por Richard Ayoade, quien también es un gran actor al que una gran mayoría reconocerá por el papel que tuvo en la serie británica “The IT Crowd” como Maurice Moss, entra en el listado de mis favoritas y a recomendar. A mí la recomendación me llego por parte de una gran amiga, la señorita Leti, quien la califica de “película sumamente abrazable”. Concordando con ella, al verla no me fue nada difícil encariñarme con Oliver Tate, personaje principal de la historia interpretado por Craig Roberts.
Este chico de 15 años más que risas me robo sonrisas. Su forma de ser tan introvertida, su estar callado y pensando en esos tantos planes e ideas que tiene en mente, me cautivaron y me mantuvieron en un estado chill out hasta al final.
Su florida imaginación hace que uno, en cierta parte, lo encuentre imaginando como seria el mundo sin él; sus compañeras llorando su pérdida, su padre diciendo lo atractivo que resultaba para las chicas y lo querido que era por sus compañeros. Hasta se pone a pensar en su resurrección y los provechos que sacaría de esta.
Disfrutar de lo que le acontece al joven Tate resulta doblemente gratificante cuando escuchamos las canciones de Alex Turner (vocalista de los Artic Monkeys) y Andrew Hewit acompañando los altos y bajos emocionales de un personaje que no quiere que sus padres se divorcien y que empieza a dar sus primeros pasos en el mundo de las relaciones amorosas.
Jordana es la chica que, se podría decir, se gana el interés de Oliver. Él, que siente que lo vigilan con una cámara, pasa varios momentos mirándola, analizando su comportamiento y la posibilidad de atraer su atención. De alguna manera maliciosa, traviesa, frontal y poco cariñosa, Yasmin Paige en el papel de la chica del abrigo rojo a la que le encanta encender fósforos para luego dejarlos caer al piso, resulta mi segundo personaje favorito en esta historia. Aparte de lo agradable que resulta verla y escucharla, por lo hermosa que es y la hermosa voz que tiene, sus peculiaridades son las que, junto con las del resto del reparto, hicieron que esta comedia independiente sea aclamada en los festivales de Toronto y Sundance.
Este film resulta uno tranquilo y relajante. No lo tiene a uno muriendo de risa ni consternado constantemente, por lo que a algunas personas les pareció una película aburrida. Muy al contrario, para mi fue perfecta. Fue la cereza de mi madrugada y se que puede ser la cereza de otros momentos de mi día si vuelvo a verla. Cosa que estoy segura voy a volver a hacer.
Les sugiero que conozcan la historia de Oliver Tate y le den una oportunidad a esta comedia suavecita; a sus ingeniosos diálogos y a las maravillosas tomas custodiadas por un soundtrack fantástico, ya que puede que si lo hacen, “Submarine” se agarre un lugar en sus corazones como lo hizo en el mío.