Revista Diario
Un verano en el raval (5)
Publicado el 06 agosto 2012 por QuiqueAlaska, 6 de agosto de 2012,
La Perla de Oro (Unió,34) es un colmado-bar muy antiguo, del 39, pequeñito, maravillosamente afrancesado. El mejor lugar del Raval para sentarse a tomar algo y parecer que estás en otro sitio, en algún pueblecito francés del interior, rodeado de quesos, mantequillas y vinos. Apenas cuatro mesas y un mostrador. Se han inventado además una oferta, de siete a nueve de la noche: dos excelentes pinchos y un quinto o copa de vino a tres euros. Parmigiano con miel y nueces, anchoas, jamón. Lo mejor es dejar que Gaultier, el amable dueño francés del sitio, te aconseje y explique los montaditos que se ha inventado hoy.
Sales de Francia y vuelves al barrio. Mucha, mucha policía. Hoy quizás toque redada. Leí hace poco en La Vanguardia que la presencia policial en un barrio vecino generaba mucha polémica. Los comerciantes la aplaudían, pero algunos representantes vecinales decían que espantaba al turismo y daba mala imagen. Espantar al turismo. Mala imagen. ¿Mande?. En fin, como buen educador social que soy podría soltarles aquella cantinela de menos policía y más educadores de calle y todo eso. No gracias. Como si fuese incompatible la educación y el orden. Quita, quita. Cuando se trata de policía los educadores siempre salimos diciendo que no basta con ella. Pocas veces he oído decir que tampoco basta con maestros.
Ya saben ustedes que para mí la justicia social es, entre muchas otras cosas, que el Estado esté presente en los barrios: profesores, educadores, barrenderos, médicos y también policía, por supuesto. Porque hay barrios que no pueden pagarse la seguridad privada que se pagan otros y si el Estado se olvida de ellos es la violencia y la mafia la que acaba controlando el lugar. Solo los cínicos quieren para los demás lo que no querrían para sus calles.
Hasta el miércoles.
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