Eso significa también, en mi caso, volver a mi rutina habitual, como he comentado en mi última entrada en las Cerezas, mi blog personal. Pero hasta entonces me estoy dedicando a disfrutar, sobre todo esta semana, con mis adorables cabritos favoritos. Sembraditos que estábamos.
Logros desbloqueados aparte, y hasta que acabe el mes, me declaro en vacaciones literarias. Una semana sin tocar ni un bolígrafo salvo para lo más necesario. Me apetece seguir en este estado de desconexión un poco más, lo justo hasta empezar el reto que ya comenté en la entrada pasada.
Eso sí, ya me tocará entonces venir hablando del poemario de mi amiga Estela Rengel, Ecdisis. En una primera lectura me ha gustado bastante, pero creo que el libro merece una segunda en más profundidad, saborearlo más y mejor de lo que lo hice en ese primer momento.